Miércoles 31 de enero
San Juan Bosco, presbítero
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Marcos 6, 1-6
En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? Y desconfiaban de él. Jesús les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Pistas: Cuando crees que lo sabes todo, cuando ya no hay capacidad para sorprenderse o para confiar, cuando piensas “qué me van a enseñar a mí”, es difícil que aparezca la fe. Sin embargo, si te haces preguntas, si buscas, si sientes la necesidad que hay en lo profundo de tu ser de respuestas, de felicidad, de vida, de amor, de plenitud… puede que te encuentres con Jesús.
La gente ha escuchado y visto lo que Jesús dice y hace. Es sorprendente lo que cuentan de Él. Pero muchos piensan: “hay intereses ocultos”, o miran los pecados o mediocridad de algunos para desechar el mensaje. Hoy dicen: “lo de la Iglesia es cosa del pasado”… Y, al final, se quedan sin hacerse la pregunta: ¿Quién es éste? Y sin iniciar el camino para descubrirlo. Se conforman con la imagen pobre o deformada que pueden haber recibido y no intentan ir más allá.
Hace poco leía el siguiente razonamiento: si Jesús es un mentiroso y realmente no es el Hijo de Dios y te lo pierdes, no pasa nada. Pero, si Jesús es quien dice ser, si conocerle a Él es encontrar Vida, Verdad, Salvación, Amor… es encontrar a Dios y no lo descubres ¿no te pierdes algo muy grande?
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.