Miércoles 24 de enero
San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Marcos 4, 1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca; se sentó y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar:
Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.
Y añadió: El que tenga oídos para oír que oiga.
Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo: A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que «por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdone».
Y añadió: ¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra.
Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.
Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso, al escucharla la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la Palabra, enseguida sucumben.
Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la Palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la Palabra, y se queda estéril.
Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la Palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.
Pistas: Seguramente has leído y tal vez meditado unas cuantas veces este Evangelio. El mismo texto nos explica la parábola.
Algo que se experimenta al orar con la Palabra de Dios, es que siempre tiene algo nuevo que decir a nuestra vida. En muchas ocasiones parece que llega en el momento oportuno, que estaba puesta para ti y tu situación. Escucha qué te quiere decir Dios cuando sientes que te habla a ti a través de las lecturas.
Reza hoy con esta parábola de Jesús. ¿Qué tipo de terreno eres para la Palabra de Dios? ¿Qué abunda más en tu corazón? Puede que haya un poco de cada uno en ti, y necesites entrar más a fondo (no quedarte al borde del camino), profundizar y perseverar (quitar piedras) o ser menos mundano (arrancar zarzas). Jesús te lo explica para que puedas convertirte y encontrar el perdón.
Párate en aquello que te haga pensar o sentir, y reza con ello. A través de su Palabra el Señor traerá luz a tu vida. Y si la acoges, dará fruto. Es una promesa de Jesús. Está garantizado: si profundizas, dejas que eche raíz, la cuidas… ¡Dará fruto!
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.