Miércoles 17 de mayo
San Pascual Bailón, religioso
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
Pistas: Jesús es la vid a la que los discípulos tienen que estar unidos. Es de donde sale la savia que da vida. Jesús ha dicho de muchas maneras que es el Padre el que atrae, el que llama, el que da la fe. Y en este Evangelio usa la metáfora del labrador para referirse a Él.
Vamos a analizar varias de las imágenes que hoy utiliza para hablar de la relación de sus discípulos con Él y con el Padre:
-Ser podado. En las viñas esto hay que hacerlo para que lo superfluo no se lleve la fuerza de la planta, para que el fruto y la planta tengan vigor y no sean solo hojas sin fruto.
-Permanecer en la vid para dar fruto. Porque si no, el sarmiento se seca y no sirve. Es arrancado y arrojado fuera. Sin Jesús, sus discípulos no pueden nada.
-Dar fruto abundante para dar gloria al Padre y ser discípulos. Porque no basta con estar convencidos o creer en Jesús, esto implica un cambio de vida (ser discípulo) y dar fruto.
Y si permaneces en Jesús y en su Palabra tendrás el poder de Jesús en ti y se cumplirá lo que desees. No es magia, no buscarás tu voluntad sino el camino de Jesús (porque su palabra está en ti). No se trata de manipular a Dios sino de permanecer en Jesús, de estar unidos a Él, de crecer quitando –podando- lo que sobra, y dar fruto.
¿Cuál es este poder, cuál es la savia que da vida, al que está unido a Jesús? Es el Espíritu Santo. Cada vez hablaremos más de Él porque se va acercando la fiesta de Pentecostés. El Espíritu da vida y fuerza para que la Palabra permanezca en ti. Es el que hace desear y pedir con fe. Es el que hace dar fruto.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.