Miércoles 10 de enero
I semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Marcos 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: Todo el mundo te busca. Él les respondió: Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido.
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Pistas: Jesús vence al sufrimiento (la enfermedad), al mal (el demonio), enseña la Buena Noticia, como leíamos ayer, con autoridad y poder. Y el Evangelio nos va a repetir esto una y otra vez, porque estos son los signos del Reino de Dios que trae Jesús.
Hay detalles muy bonitos en este Evangelio. La suegra de Pedro es curada y se pone a servirles. Ya sabes que las curaciones en la Biblia pueden entenderse también desde una perspectiva espiritual. La enfermedad del pecado nos postra, nos aparta de cumplir con nuestro deber y, cuando somos sanados, tenemos nuevas fuerzas. Por eso, “se puso a servirles”, nos da una clave para luchar contra el pecado: hay que cambiar, dar fruto. Cuando Jesús nos libera y nos salva, no podemos seguir postrados, sino ponernos a servir a los demás.
Otro detalle muy bonito, que es una constante en la vida de Jesús, es su relación con el Padre. Jesús ora constantemente, se levanta de madrugada a orar. Porque, como explicábamos ayer, la autoridad de Jesús nace de quién es y de la presencia del Espíritu Santo. Y esto sólo se descubre y se alimenta en la oración.
Por último, no se conforma Jesús con disfrutar del “éxito” donde todo el mundo le busca. Sino que va a buscar al que todavía no le conoce, porque para eso ha venido. Esto podemos leerlo en clave pastoral. Si tienes responsabilidad en la Iglesia puedes orar con esta actitud de Jesús y dejar que su luz ilumine tu vida pastoral.
Reee el Evangelio y en aquello que Dios te hable, detente, escucha lo que te dice, respóndele, pídele, aprende lo que quiere enseñarte y ora.