Martes 6 de febrero

Martes 6 de febrero

Santos Pablo Miki y compañeros mártires

(Recuerda:

1. Pide el Espíritu Santo

2. Lee despacio y entiende

3. Medita qué te dice la Palabra de Dios

4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Marcos 7, 1-13

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir, sin lavarse las manos) (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas) Según eso, los fariseos y los letrados preguntaron a Jesús: ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores ? El les contestó: Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos». Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres. Y añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición.

Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte». En cambio vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: «Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo», ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.

Pistas: Una de las luchas de Jesús es contra la religiosidad meramente externa, contra el cumplimiento, la hipocresía. Contra la mentira que es utilizar la fe, la religión, como pretexto para otro tipo de intereses.

Hoy, con motivo de una discusión por cumplir o no una tradición, Jesús va a la raíz. Más que pensar: “¡Qué malos son esos letrados y fariseos! Y, ¡qué bueno es Jesús: vaya lección les da!”, hay una manera mejor de leer este Evangelio: mirarnos a nosotros mismos, a nuestra Iglesia y nuestra manera de vivir la fe. ¿Se parecerá algo a la de los letrados y fariseos que critica el Evangelio de hoy? ¿O intentamos vivir como discípulos de Jesús?

Son muy duras las palabras de Jesús, pero léelas pensando en ti mismo, en tu manera de vivir la fe, en la comunidad o parroquia que construyes… Si te acercas a Jesús, Él te mostrará la verdad de tu vivencia de la fe. No tengas miedo a llamar a las cosas por su nombre. Es la única manera de que las situaciones puedan cambiar. Y si hay mentira, interés, fariseísmo en tu vida o en tu vivencia cristiana; si lo hay en tu comunidad o en tu parroquia, pídele a Jesús que te ayude a convertirte y a vivir como Él. Jesús fue verdaderamente libre, entregado, fiel y defendió la verdad.

Entonces, pídele ser discípulo suyo y no de la tradición que se convierte en excusa para los propios intereses o debilidades.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.