Martes 5 de septiembre

Martes 5 de septiembre
XXII semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor

Evangelio según San Lucas 4, 31-37
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, se puso a gritar a voces: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: El Santo de Dios. Jesús le intimó: ¡Cierra la boca y sal! El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño.
Todos comentaban estupefactos: ¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen. Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.

Pistas: La Palabra y la presencia de Jesús tienen poder y autoridad. Tanto, que hacen manifestarse al mal, lo incomodan. Y Jesús vence.
A los que escuchan su Palabra y se fijan en Jesús les hace preguntarse: ¿Quién será este hombre? ¿qué tendrá su Palabra? Tú que cada día te acercas a su Palabra, que cada día te pones en su presencia, déjate también sorprender. No hagas de ello algo rutinario. Cree y descubre el poder del Espíritu Santo que actúa en Jesús y a través de su Palabra. Un poder que tú tienes también en ti. Descubrirás que cerca de Jesús y escuchando su Palabra tendrás autoridad para luchar contra el mal, verás el poder de Jesús actuando en ti y también a través de ti.
La Palabra de Dios nos enseña que Jesús tiene poder y autoridad. Y promete que sus discípulos también lo tendrán. Para hacer presente el Reino de Dios y vencer al mal no hay armas ni violencia, sino la fuerza de la Palabra y el poder del Espíritu Santo.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.