Martes 25 de abril

Martes 25 de abril
II semana de Pascua
San Marcos, evangelista

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Pistas: Hoy en la fiesta de San Marcos leemos la conclusión de su Evangelio. Jesús envía a sus Apóstoles. Les manda ir, salir y proclamar a todos el Evangelio. Les dice que les acompañarán signos. Y la misión es que los que escuchen se bauticen y crean.
Marcos deja claro que a partir de ahora el modo de presencia de Jesús va a ser diferente. Eso significa la ascensión de Jesús al cielo. Sentado a la derecha del Padre, lleno de poder, cumplirá la promesa de enviar el Espíritu Santo. Y pronto los discípulos reciben la fuerza para cumplir el mandato del Señor. No deja sola a la Iglesia, que ya ha aprendido que Jesús se hace presente en la Eucaristía y en la comunidad que se reúne en su Nombre.
Y ¿qué significa todo esto para nosotros? Si eres cristiano tienes que anunciar el Evangelio y además Jesús te garantiza que te acompañarán signos, lucharás contra el mal y vencerás. Este mandato de Jesús no se reserva a los Apóstoles y sus sucesores, los obispos, con sus colaboradores, los sacerdotes. Ni a los consagrados de un modo especial. Al leer el Nuevo Testamento y estudiar los primeros pasos del cristianismo descubrimos que forma parte esencial de la fe en Jesús compartirla y anunciarla a todos. Y que todos los miembros de cada comunidad que nacía tenían esta misión y en ella se implicaban. Es más, al proclamarla se afianza la propia fe y permitimos a Dios que actúe pudiendo ser testigos de su poder y de la verdad de lo que creemos.
Como venimos viendo, el encuentro con Jesús despierta la fe, la presencia del Espíritu Santo da la fuerza y los dones para vivir como discípulo y anunciar el Evangelio. No puedes vivir tu fe de una manera interesada, oculta o acomodada (porque la perderás). No puedes guardártela para ti, tienes que compartirla. Dios se encargará de confirmar tu palabra con signos (como nos dice el Evangelio). Y entonces verás las maravillas de Dios en tu vida y en la de los que te rodean.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.