Martes 24 de abril

Martes 24 de abril
San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Hechos de los apóstoles 11, 19-26
En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los helenistas, anunciándoles la Buena Noticia del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor.
Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.

Pistas: El Evangelio se va extendiendo. Al predicar la palabra, al anunciar la Buena Noticia de Jesús, muchos creen en Él.
Fíjate cómo el libro de los Hechos siempre nos enseña que la gracia de Dios va delante. La Palabra, la Buena Noticia, es eficaz, da fruto al ser anunciada. Los evangelizadores son personas que viven la fe: “El Señor está con ellos”. Esto es una constante en los que anuncian el Evangelio según el libro de los Hechos: vivir la fe, estar llenos de Espíritu Santo. Y entonces Dios abre caminos y la fe se convierte en algo contagioso.
La Iglesia acompaña a los que se van haciendo cristianos. Hoy además la lectura nos cuenta en qué lugar se comienza a usar el término ‘cristiano’ para hacer referencia a los que acogen la buena nueva de Jesucristo. Antioquía es la primera en usar esta denominación. El número de cristianos aumenta tan considerablemente que es necesario usar un nuevo término para referirse a ellos. Ya no son una corriente dentro del judaísmo. Y la fe crece y se fortalece en la comunidad.
Puedes aprovechar la lectura de estos pasajes del libro de los Hechos para pensar en cómo es tu vida eclesial. ¿Qué puedes hacer para que hoy suceda como en aquellos primeros pasos de la Iglesia y nuestras comunidades sean vivas y tengan una fe contagiosa? Tal vez necesites que, como aquellos cristianos a los que Saulo (Pablo) y Bernabé acompañaron, te acompañen también a ti en la fe. Busca a quien pueda hacerlo, afianza tu fe, crece en ella.
La Iglesia de hoy es la misma de entonces. Tú y yo la formamos. ¿La mano de Dios está con nosotros? ¿somos personas llenas de Espíritu Santo? Si tienes dudas respecto a las respuestas piensa en qué podemos hacer, cada uno desde nuestras responsabilidades, por potenciar el mayor tesoro de la Iglesia: el mensaje que Jesús nos dejó.

Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.