Martes 18 de julio

Martes 18 de julio
XV semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: ¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al Abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.

Pistas: Tiro y Sidón (Amós 1,9-10) y Sodoma y Gomorra (Gn 19,24-28) eran en el Antiguo Testamento símbolo de ciudades pecadoras. En tiempos de Jesús, Tiro era una ciudad muy importante debido a su puerto y su comercio. Jesús compara a estas ciudades con los lugares en los que ha realizado milagros y predicado. Y les reprocha que no se convierten a pesar de ello. En sus gentes no se ha despertado interés por conocer a Jesús. Y la dureza de su corazón les lleva a no convertirse.
Este Evangelio es una invitación a abrir los ojos y darnos cuenta de lo afortunados que somos por el regalo de la fe. Jesús te anima a descubrirle. Se hace el encontradizo en tu vida y en tus circunstancias. Y tú… ¿le aceptas o miras hacia otro lado?
A veces queremos buscar la salvación por nuestras propias fuerzas. Endiosar nuestras ideas de tal modo que da igual lo que Jesús quiera hacer en nuestra vida y a nuestro alrededor, porque ni siquiera nos daremos cuenta. “¿Piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo”. ¿Quieres alcanzar la felicidad, la verdad, a Dios, “el cielo”, sin Jesús, sin descubrirle y encontrarte con Él? Ay de ti… ése no es el camino. Mira con ojos de fe y podrás descubrir a Jesús. Conviértete y encontrarás todo lo que anhela tu corazón.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.