Martes 16 de mayo

Martes 16 de mayo
V semana de Pascua

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Juan 14, 27-31a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.»

Pistas: Recordad que las lecturas de estos días se sitúan después de la Última Cena. En la de hoy ¿a qué se refiere Jesús con la paz? No es la del mundo (callarse para no discutir, ceder cada parte, buscar los intereses comunes, adoptar una determinada postura por miedo al más fuerte, conseguir que los demás cumplan nuestros deseos…). Es lo contrario al miedo. La paz que Jesús da tiene que ver con una vida plena y feliz, con el cumplimiento de las promesas de Dios. De ahí nace. Por eso la paz es don de Dios. Por eso vence al miedo y a la cobardía. Esta paz no está ligada a la presencia corporal de Jesús, sino a su victoria sobre el mundo. Por eso Jesús, victorioso de la muerte, dará con su paz el Espíritu Santo y el poder para vencer el pecado. Y además esta paz de Jesús se abre a la eternidad. Es la paz eterna, la felicidad eterna.
“El Príncipe de este mundo” tiene poder. Jesús va a morir en la cruz, va a ser aparentemente derrotado. Desde una perspectiva humana podríamos preguntarnos: ¿Dónde está la paz que Jesús prometió? Pero Dios le da la vuelta dejando el sepulcro vacío. Y Jesús resucitado se convierte en el vencedor y en el que en las apariciones dice a sus discípulos: “Paz a vosotros” (aunque tendrán muchas luchas y precisamente también por ello, para que se llenen de su presencia y no tengan miedo). Porque en Él se han cumplido las promesas de Dios, se ha vencido a la muerte, al mal y al pecado. La paz que nos ofrece Jesús vence al mundo.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.