Martes 15 de mayo

Martes, 15 de mayo
San Isidro Labrador

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Hechos de los apóstoles 20, 17-27
En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo:
«Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos.
Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu.
No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios.
He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios.»

Pistas: Hace poco escuchaba en un Via Lucis: “La verdad no la tiene nadie. La verdad es verdad. El que la encuentra no puede menos que acogerla. No tenemos la verdad. Ella nos tiene a nosotros. Y nos ilumina y nos hace libres”.
Pablo vivió así. Encontró a Jesús –“camino, verdad y vida”-, se llenó del Espíritu Santo, experimentó la fuerza, la luz y libertad de vivir en la gracia. Y lo hizo a pesar de todas las dificultades que pudieran venir.
Comprende tan claramente lo que significa seguir a Jesús y lo vive con tal intensidad que dice: “A mí no me importa la vida”. Ya no le importa lo que le importaba antes, ni los valores del mundo… sólo seguir el camino que Jesús le abrió. Se deja guiar por el Espíritu Santo y siente tan claramente que la vida es Jesús, que llegará a decir: “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”. Por eso le importa vivir como Jesús quiere que viva y hacer lo que Jesús le pide: “Ser testigo del Evangelio” –y date cuenta de que uno sólo puede ser testigo de lo que experimenta-. Le importa vivir en la gracia de Dios.
La lectura de hoy te propone un encuentro: el encuentro con Jesús. Y un camino: el camino de la gracia. ¿Para qué? Para ser libre, para tener motivos para la carrera de la vida, para que tu existencia tenga sentido más allá de esta tierra de paso, para que encuentres la plenitud que no tiene límites.

Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.