Martes 13 de marzo

Martes 13 de marzo
IV semana de cuaresma

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Juan 5, 1-3. 5-16
En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?»
El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado.» Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar.» Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla.»
Él les contestó: «El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar.»
Ellos le preguntaron: «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?»
Pero el que habla quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.»
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacia tales cosas en sábado.

Pistas: Fijémonos en algunos detalles del Evangelio de hoy. El hombre lleva 38 años enfermo, junto a una piscina en la que supuestamente se va a curar. Cuando Jesús le pregunta si quiere quedar sano no pide el milagro a Jesús, ni siquiera le responde que sí, sólo se lamenta de su situación. Está enfermo, pero también está estancado, lleva toda su vida aferrado a una superstición. Jesús hace este milagro por pura compasión, no se lo han pedido, pero ve a aquel hombre que sufre y se acerca a él. La reacción del hombre es curiosa, no se interesa por Jesús, ni le sigue, ni quiere conocerle.
El que se encuentra con Jesús encuentra salvación. Pero no vale con un “toque”, ni siquiera con un milagro. Tienes que conocer de verdad a Jesús. Algunos llegan por sus propios medios a Él. Pero muchos lo conocen a través de otros, por medio de quienes pueden entender quién es Él y por qué merece la pena abrirle tu corazón. Sea cual sea tu caso, no te quedes simplemente como un espectador ante Jesús. Da un paso hacia Él. Háblale, rézale y escucha lo que tiene que decirte.
También podemos mirar este Evangelio desde la perspectiva de los judíos. No les importa el paralítico. Toda una vida postrado y por fin se puede levantar. Y, sin embargo, toda su preocupación es que se salte una ley religiosa. Por la actitud de Jesús le atacan, incapaces de mirar más allá.
Los personajes de este Evangelio, sus reacciones, sus intereses… ¿te dicen algo? Deja que iluminen tu propia vida: Jesús, el paralítico, los judíos ¿Qué tienes en común con ellos? Jesús salva, acércate a Él y encontrarás salvación.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Manuel