Martes 13 de junio
San Antonio de Padua, presbítero y doctor
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra.
Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
Pistas: Una fe sin obras, un cristiano que no vive como discípulo de Jesús, una Iglesia que no evangeliza, unas comunidades cristianas que no transforman la sociedad, una luz que no alumbra, una sal que no sala… ¿Qué son? ¿Para qué sirven?
Ahora mira a tu vida. No permitas que la mediocridad y la comodidad te engañen. No permitas que el pecado te atrape y te haga ser un hipócrita. Acude a la misericordia de Dios. No permitas que te engañen haciéndote pensar que no vales o que no puedes. Acude al amor incondicional de Dios. No te rindas, tienes el Espíritu Santo que te hace vencedor, que te da sus dones para que seas santo. Para que seas lo que ya eres.
Sé lo que eres: eres luz, eres sal. Eres discípulo de Jesús, eres hijo de Dios lleno de Espíritu Santo. Sé lo que eres. Que tu luz alumbre, que tu sal dé sabor. Que el mal y la oscuridad del mundo sean vencidos por tus buenas obras. Que la mediocridad sea vencida por tus ganas de parecerte a Jesús y por el poder del Espíritu Santo que actúa en ti. Que tu comunidad y tu Iglesia alumbren “para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”. Para que el mundo tenga luz y tenga sal. Sé lo que eres.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.