Martes 12 de septiembre

Martes 12 de septiembre
Dulce Nombre de María

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 6, 12-19
Por entonces, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al
que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Pistas: Jesús pasa la noche orando antes de tomar una decisión fundamental en su vida. Son los hombres que van a estar con Él. Serán sus amigos y aprenderán los misterios del Reino. Son los hombres que van a contar su historia y continuar su misión. Y lo que Jesús hace para elegirlos es pasar la noche entregado a la oración.
Esto debería hacernos plantearnos el modo en el que afrontamos las decisiones importantes de nuestra vida ¿Con oración, como Jesús, queriendo unir mi voluntad a la de Dios y descubrir su camino para mí? ¿O sólo rompiéndome la cabeza, dándole vueltas a las cosas, planificando…? En nuestra vida debe haber una organización, debemos usar la inteligencia; es importante y necesario. Pero sin oración, sin Espíritu Santo, sin vida de Dios no será nada más que una ansiedad vacía y no te llevará a ningún sitio más que a dar vueltas sobre ti mismo y tus ideas.
De Jesús salía una fuerza que los curaba a todos. Esa misma fuerza nos la ha dado a sus discípulos, pero a veces la tenemos tan apagada que ni sabemos que existe. Es la fuerza del Espíritu Santo. Sus apóstoles y sus discípulos vieron cómo actuaba a través de Jesús y le escucharon prometerles que ellos también iban a hacer lo mismo que Él. Y lo experimentaron. Descubrieron que lo que habían visto y oído sólo era el principio.
Si cada día te acercas a Jesús, si te acercas a Dios cotidianamente en oración, llenará tu corazón de su poder, de su amor, del Espíritu Santo. Y también para ti será sólo el principio.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

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