Lunes, 4 de junio
IX semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Marcos 12, 1-12
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los letrados y a los senadores:
Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado: a éste lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, los apalearon o los mataron.
Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: Este es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia. Y agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
¿Qué hará el dueño de la viña? Acabará con los labradores y arrendará la viña a otros.
¿No habéis leído aquel texto: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»?
Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente, y se marcharon.
Pistas: Dios eligió a su pueblo, se dio a conocer a ellos, les mostró su poder, les cuidó actuando en medio de ellos… Hizo una alianza con ellos, pero los que quedaron encargados de cuidar al pueblo elegido se apropiaron de lo que no era suyo. Las autoridades religiosas y políticas, en vez de servir a Dios y a los demás, se servían a sí mismos y a sus intereses. Los profetas rechazados por luchas de poder, infidelidades a Dios, legalismo externo pero sin verdadera conversión… Y así hasta Jesús, hasta el Hijo de Dios hecho hombre, que también será rechazado.
Son palabras duras de Jesús que ponen a sumos sacerdotes, letrados y senadores frente a sus miserias y contradicciones. Pero, lo sabes, Jesús muestra siempre la verdad. Si aceptas a Jesús, que es la verdad, Él te mostrará la verdad de tu vida. Y entonces tendrás dos caminos: buscar excusas y justificaciones, apartarte de Él para que su luz no te moleste. O decidir cambiar. Intentar matarlo: «Dios no existe». O aceptarlo y dejar que esto te interpele y cambie.
Sea como sea, Jesús saldrá vencedor, será la piedra angular de la viña que es la Iglesia. El pueblo elegido rechaza a Jesús. Sólo unos pocos lo acabarán aceptando. Pero cuando parece que todo terminará mal… Jesús resucitado es el camino a Dios, el que da el Espíritu Santo, el que estará con sus discípulos hasta el fin del mundo.
Puedes también aprovechar este Evangelio para pensar en la viña que tú tienes encomendada: tu familia, tus amigos, tu comunidad, tu parroquia… Cuanto mayor sea tu responsabilidad, más luz puede arrojar el Evangelio de hoy en tu vida. ¿Acoges a Jesús, llevas a Jesús a los demás, buscas su interés? O, por el contrario, ¿te has acomodado, vives en la mentira, te aprovechas, te justificas?
El camino de vivir en la verdad es el que te propone hoy el Evangelio. El del amor y el servicio, frente a la mentira y el interés, frente a la mediocridad y las excusas ¿Cuál quieres para tu vida?
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.