Lunes 21 de mayo

Lunes 21 de mayo
Santos Cristóbal Magallanes, presbítero y compañeros mártires

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Marcos 9, 13-28
En aquel tiempo, cuando Jesús hubo bajado del monte, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos letrados discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
El les preguntó: ¿De qué discutís? Uno le contestó: Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.
El les contestó: ¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo. Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? Contestó él: Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y el agua para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.
Jesús replicó: ¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe. Entonces el padre del muchacho gritó: Tengo fe, pero dudo, ayúdame.
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él. Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: ¿Por qué no pudimos echarlo nosotros? El les respondió: Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno.

Pistas: Terminamos la Pascua y volvemos al tiempo ordinario y al Evangelio.
Hoy Jesús nos deja un mensaje muy importante: “Todo es posible al que tiene fe”. Y la fe se cuida con la oración y el ayuno, como Él dice hoy.
La fe abre la puerta a la vida de Dios y a sus dones. La fe llena a la persona del Espíritu Santo y el Espíritu Santo llena de fe. Para comprender esto hay que darse cuenta de que, por un lado, todo es regalo, todo es gracia, todo es gratis. Esto significa que no puedes hacer nada para que Dios te ame más, ni puedes hacer nada para merecer más fe o merecer más dones de Dios… porque todo es regalo de su amor desinteresado y gratuito. La fe es don.
Pero, por otro lado, tienes que acogerlo, recibirlo, hacerlo crecer, corresponder. Tienes que amar al Dios que te ama, creer en el Dios que te regala la fe… Pedir el Espíritu Santo, con la misma fuerza, fe y poder que te da el Espíritu Santo. Y el único camino para hacerlo es la oración, son los sacramentos, es decirle a Dios que Él es lo más importante de tu vida, que el mundo –en el sentido de opuesto al espíritu- no es lo más importante para ti, que quieres la vida que Él te ofrece.
La única manera de cultivar esto es la oración. Y Jesús propone también el ayuno. No se trata de chantejear a Dios creyendo que te mereces más porque rezas más y algún día ayunas, sino que se trata de amar, de estar con Él, de entregar tu vida, tu corazón, tus sentimientos, hasta tu propio cuerpo, hasta tener hambre del Señor y decirte a ti mismo y a Dios que Él es lo más importante. Y por eso, por amor, por fidelidad, por obediencia, por llamada… ayunar y orar. La fe es tarea.
La fe lo puede todo. ¿Por qué a veces no podemos nada? ¿Por qué a veces somos como los discípulos del Evangelio? Fe, oración y ayuno. Éste es el camino que te propone el Evangelio de hoy. Revisa tu vida y piensa si hay algo en lo que no estás siendo generoso con Dios y en lo que te está pidiendo hoy con su Palabra.

Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.