Lunes 21 de agosto
San Pío X, papa.
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno, para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él le preguntó:¿Cuáles? Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo». El muchacho le dijo: Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta? Jesús le contestó: Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres así tendrás un tesoro en el cielo y luego vente conmigo. Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Pistas: El pasaje de hoy nos presenta dos maneras de seguir a Jesús: cumpliendo y siendo buenos o llegando hasta el final.
Este joven era rico, ése era su tesoro. El dinero y lo que ello da era muy importante para Él. Pero era bueno y cumplía los mandamientos. Sin embargo, no fue capaz de seguir el camino al que Jesús le invitaba. Pero sentía que le faltaba algo, por eso le pregunta a Jesús: “¿Qué me falta?”. Porque con el cumplimiento, con las normas, no le llegaba.
Esto les pasa a las personas de nuestro tiempo cuando les presentamos una fe de mínimos, sin exigencia, en la que todo vale, sin encuentro con Jesús y sin entrega, en la que lo único que importa es ser buenos –o parecerlo-.
El joven pregunta qué le falta y Jesús le enseña cuál es su ídolo, su apego. Y le invita a dejarlo y seguirle. Porque todo lo demás es pasajero.
No es fácil fiarse de Jesús plenamente. A veces es como lanzarse al vacío. Pero ése es el verdadero tesoro –para ahora y para la vida eterna-. Porque una vida sólo de bondad y cumplimiento desemboca en la tristeza si no se sigue a Jesús y si no descubres el camino que Él tiene para ti. Tal vez Jesús te haya preparado para ser empresario, cura, monja, padre o madre de familia…. Da igual. Lo importante es: ¿Qué te falta? ¿qué es lo que Jesús te está pidiendo que ”vendas” para poder seguirle? No sólo seas bueno, sigue a Jesús y encontrarás el tesoro.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.