Lunes 18 de diciembre
III semana de Adviento
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Jeremías 23, 5-8
«Mirad que llegan días —oráculo del Señor— en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: "El-Señor-nuestra-justicia".
Por eso, mirad que llegan días —oráculo del Señor— en que no se dirá: "Vive el Señor, que sacó a los israelitas de Egipto", sino que se dirá: "Vive el Señor, que sacó a la raza de Israel del país del Norte y de los países adonde los expulsó, y los trajo para que habitaran en sus campos."»
Pistas: La fiesta de la Navidad está cada vez más cerca y para poder entender el misterio que en ella celebramos las lecturas nos van haciendo pensar: ¿Quién será ese niño?
Hoy leemos al profeta Jeremías. Escribe en un momento en el que la dinastía davídica está en plena decadencia: incapacidades, injusticias sociales, alianzas idolátricas, crímenes políticos, mala conducta personal… Y en medio de todo eso aparece un rayo de esperanza, la promesa del Señor: “Suscitaré a David un vástago…”. Que salvará al pueblo (a Judá, a Israel, al Norte y al Sur… a todos) y será llamado “el Señor nuestra justicia”. Aquí justicia debemos entenderla en su pleno significado, que incluye la presencia y la acción salvadoras de Dios. Isaías había dado un nombre parecido a su rey futuro: Emmanuel, «Dios con nosotros» (Is 7,14).
Y precisamente el Evangelio de la misa de este día nos hace mirar a José (hijo de David). Dios viene a salvar, como había prometido. Nos cuenta el Evangelio de Mateo que María y José estaban desposados, pero… “antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»”
Este tiempo de Adviento nos sitúa ante las promesas de Dios que se cumplen en Jesús. Pero no olvides que éstas son también para tu vida, para tu parroquia o comunidad… Jesús es el “Dios con nosotros”, “el Señor nuestra justicia”. El que viene a sacarnos del exilio (el pecado, la desesperanza, la tristeza…) para poder vivir en nuestro hogar (el amor, la justicia, la esperanza, la paz, la alegría…). Jesús viene a salvar. Prepárale el camino.
Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.