Lunes, 16 de abril
III semana de Pascua
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Hechos de los apóstoles 6, 8-15
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: «Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.»
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: «Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés.»
Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.
Pistas: Hace unos días leíamos cómo los Apóstoles eligieron a unos hombres para el servicio de los pobres. Esteban es uno de estos siete. Dios actúa a través de Esteban, hace grandes prodigios y signos. Y le tienen envidia. La historia se repite, como hicieron con Jesús harán también con Esteban. Falsos testimonios, conspiraciones…
La historia de la Iglesia, la historia de la humanidad, está llena de situaciones como ésta. Dios está con Esteban, la verdad quiere resplandecer («su rostro les pareció el de un ángel»). Pero se resisten y no sólo permanecen indiferentes, sino que luchan contra él.
Puedes mirar tu propia vida y preguntarte si estás siendo como Esteban, valiente en tu seguimiento a Jesús. Si estás dejando al Espíritu Santo actuar con poder en tu vida. Si llevas el mensaje de Jesús a otros superando el qué dirán. Puedes también pensar cómo es tu actitud hacia otras personas. Tal vez pueda estarse colando en tu vida la envidia, la soberbia, o la falta de visión como tenían los que iban contra Esteban, muchos de ellos quizás pensando que hacían lo correcto.
Fiarse de Dios, seguir su camino, no implica que las cosas vayan a ser fáciles. Pero verás las maravillas de Dios y serás instrumento para que los demás puedan experimentar su salvación y encontrarse con Él. Podrás experimentar la realidad de las bienaventuranzas de Jesús, serás dichoso, y verás el poder de Dios en tu vida y en el mundo.
Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.