Lunes 14 de mayo

Lunes 14 de mayo
San Matías, apóstol

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Hechos de los apóstoles 1, 15-17. 20-26
Uno de aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo (había reunidas unas ciento veinte personas): «Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas, que hizo de guía a los que arrestaron a Jesús. Era uno de nuestro grupo y compartía el mismo ministerio. En el libro de los Salmos está escrito: “Que su morada quede desierta, y que nadie habite en ella”, y también: “Que su cargo lo ocupe otro.” Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba, hasta el día de su ascensión.»
Propusieron dos nombres: José, apellidado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezaron así: «Señor, tú penetras el corazón de todos; muéstranos a cual de los dos has elegido para que, en este ministerio apostólico, ocupe el puesto que dejó Judas para marcharse al suyo propio.» Echaron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles.

Pistas: Acabas de leer cómo se produjo la elección de Matías, el Apóstol que sustituye a Judas. Vamos a fijarnos en algunos detalles de esta lectura.
La primera Iglesia busca en la Palabra de Dios la guía para afrontar las situaciones que les sobrevienen y actúan en consecuencia, dejándose llevar por lo que Dios les dice a través de su Palabra. La comunidad reunida ante el vacío dejado por Judas se plantea: ¿cómo actuar? ¿qué hacer? Y precisamente en la Palabra encuentran la necesidad de cubrir ese puesto.
Puedes también aprovechar este texto para pensar en tu propia vida: ¿dónde buscas las respuestas? ¿solamente en tus razonamientos o en la Palabra de Dios y en la comunidad?
Los Apóstoles son testigos de lo que sucedió en Jesús desde el principio de su vida pública. Porque Jesús no es una leyenda, un personaje ficticio… Al contrario. Es su amigo, su Maestro, su Señor. Lo han visto con sus ojos y escuchado con sus oídos. Han experimentado la duda ante el Resucitado y la alegría de reconocerle. Han visto cómo Jesús cumple sus promesas y reciben el Espíritu Santo. Ellos son garantía de fidelidad a Jesús y a su mensaje, con capacidad para testificar su relación con Él y contar quién era, quién es y qué ha hecho para salvar a los hombres.
Oran a Dios con absoluta confianza y quieren ser tan cautos en la decisión que buscan una manera de tomarla que no se base en criterios humanos. Es como si quisieran recalcar que la decisión de ser testigos, la llamada, no es un logro personal, ni una decisión meramente humana o mundana, sino una respuesta a la llamada de Dios. Es Dios quien ha elegido, da la capacidad y envía.
Tú eres necesario también en el mandato evangelizador de Jesús. Los apóstoles lo fueron al principio y a ellos les sucedieron otros. Y todos con el mismo objetivo. Así que pregúntate: ¿me está llamando Jesús a anunciar la Buena Noticia? y lleva el mensaje de salvación allí donde el Señor te llame.

Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.