Jueves 29 de marzo
Jueves Santo en la Cena del Señor
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Juan 13, 1-15.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro y éste le dijo: Señor, ¿lavarme los pies tú a mí? Jesús le replicó: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le contestó: Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo: Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. (Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.»).
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «El Maestro» y «El Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.
Pistas: Comenzamos hoy el Triduo Pascual. Nos hará recorrer las últimas horas de Jesús antes de su muerte, hasta su resurrección.
Jueves Santo. Es el momento de la Última Cena. Dos ideas fundamentales surgen de ella: La institución de la Eucaristía (que nos la cuenta la segunda lectura de la misa) y el mandato del amor fraterno (el Evangelio que acabas de leer).
¿Cómo sería aquella cena? Sin duda, un momento especial, para los discípulos y para la historia de la humanidad. La Pascua judía se convierte en la Nueva Pascua. La Antigua Alianza en la Nueva Alianza. Imagina cómo se pueden sentir. En medio de la incertidumbre, las autoridades judías quieren acabar con Jesús y se reúnen con su Maestro y su Amigo. Es la fiesta más importante para los judíos, en la que celebran que Dios les liberó de la esclavitud de Egipto conduciéndoles hacia la tierra prometida, la libertad y la vida.
Jesús dice que va a entregarse para la salvación de todos los hombres y manda repetir estos signos en memorial suyo. Todo el poder y la fuerza de ese acontecimiento: muerte y resurrección, se hace presente y actúa en cada Eucaristía.
Y junto a esto, Jesús realiza un gesto: imagínalo. Era una tarea de los siervos o de los esclavos. Y el Maestro, el Señor, el que va a cambiar la historia, el Hijo de Dios hecho hombre, se ciñe una toalla y lava los pies a sus discípulos. Quiere que comprendan. Pedro le quiere ayudar porque no entiende ¿cómo se le quedaría grabada la actitud de Jesús?
Déjate amar por Jesús, déjate lavar por Él, deja que transforme tu vida. Que te enseñe lo que es amar, lo que es servir. El camino que conduce a la felicidad, a la salvación y a la vida. Ahora mira tu vida: ¿Lo entiendes o te resistes como Pedro? ¿lo vives y te dejas lavar o te apartas como Judas?
Jueves Santo. Jesús que se entrega y nos enseña el camino del amor y el servicio. Y te dice: “Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”. Un regalo que cambia los corazones.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.