Jueves 22 de marzo

Jueves 22 de marzo
V semana de cuaresma

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Juan 8, 51-59
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.»
Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: «Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre»? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?»
Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: «Es nuestro Dios», aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: «No lo conozco» seria, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.»
Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: «Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo.»
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Pistas: Tras leer este Evangelio sólo hay tres opciones respecto a Jesús: O es el Hijo de Dios hecho hombre, o era un farsante, o un loco. Jesús dice que creer y guardar su palabra da vida. Que Él no habla de oídas, sino que viene de Dios, que su gloria se la da su Padre. Que conoce a Dios, porque existe desde siempre como Dios mismo. Es decir, porque Él mismo es Dios. “Antes… existo yo”. Acusarán a Jesús de hacerse igual a Dios y así es. Con estas palabras Jesús deja entrever su divinidad.
Cuando muera en la Cruz todo esto parecerán falsas promesas. Un endemoniado, un loco, un demente, un farsante, un revolucionario judío que se creía el Mesías, un fanático religioso… Pero cuando resucita, la pregunta es inevitable: ¿Quién es éste? Y el misterio es asombroso: verdadero Dios y verdadero hombre que revela al único Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Nos acercamos a la Semana Santa. Pronto acompañaremos a Jesús en sus últimos días y celebraremos la Pascua. Después tenemos cincuenta días por delante para seguir celebrando la resurrección de Jesús. Y al final Pentecostés, la promesa del Espíritu Santo que se cumple.
Un modo de rezar con esta lectura es asomarte al misterio de Jesús, y admirarle, darle gracias, adorarle, alabarle. Lo que los judíos no fueron capaces de descubrir tú puedes hacerlo con la luz de la Pascua y la presencia del Espíritu Santo.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.