Domingo 28 de mayo
VII domingo de Pascua
La Ascensión del Señor
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Pistas: “Yo estoy con vosotros”. El Señor asciende al cielo. Jesús va delante de nosotros. Nos abre el camino a la presencia de Dios. Desde el Padre comparte con nosotros la riqueza de Dios. Se convierte en el mediador de toda gracia. Por medio de la humanidad de Jesús, glorificado el Padre, envía el Espíritu Santo. En realidad, todo forma parte del mismo misterio: Jesús resucitado, está con el Padre y está con sus discípulos.
Vamos a fijarnos en algunos detalles del Evangelio de hoy: “Algunos vacilaban”. Como a nosotros, les cuesta creer, dudan ante el nuevo modo de presencia de Jesús… Pero Jesús les dice que tiene poder y que va a estar con ellos para siempre. Les capacitará con el Espíritu Santo. Les envía. Les manda salir y hacer discípulos. Evangelizar. Y que el que crea se bautice, es decir, que entre a formar parte de la Iglesia. Donde le enseñarán a vivir como discípulo, como Jesús les ha mandado.
Jesús desde el Padre nos da la vida divina, nos introduce en Dios. Jesús tiene poder y nos envía a evangelizar y hacer discípulos. Jesús nos da la Iglesia, la comunidad de los bautizados donde Él permanecerá por siempre. La pregunta es: ¿Te apuntas a lo que Jesús te pide? ¿te apuntas a ir, hacer discípulos y enseñar? Y la respuesta: Jesús no falla, Él estará siempre. Y como celebraremos el domingo que viene, nos da la fuerza y el poder del Espíritu Santo para que todo esto se pueda hacer realidad en tu vida y en la mía.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.