Domingo, 22 de abril
Domingo IV de Pascua
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»
Pistas: Jesús usa la imagen del pastoreo para ayudar a entender quién es Él. Ya sabes que San Juan va dando pequeños pasos, como si estuviera apretando un tornillo, para mirar la misma realidad desde diferentes perspectivas y poder profundizar en ella.
Jesús es Buen Pastor, da la vida por sus ovejas, le importan, las conoce y ellas le conocen (hay una relación, no es solamente un contrato o un acuerdo. Se parece más a una amistad, a una alianza). Además, entrega su vida porque quiere, con libertad, por todos. Y después habrá un solo rebaño, un solo Pastor. No hay castas o estamentos privilegiados. Así que Jesús actúa por amor, con libertad, con poder, con autoridad, por obediencia al Padre.
Puedes pensar qué actitudes movían a Jesús y cómo es su corazón de Buen Pastor. Dale gracias o contempla su amor y adórale. Cae en la cuenta que fue por ti y por mí. Nosotros somos de los que Él ha llamado porque le importamos.
Y después de mirar a Jesús, si quieres, piensa en tu respuesta. ¿Conoces su voz? A Él le importas. Tanto, que no se queda al margen. Te envía el Espíritu Santo, camina a tu lado como tu hermano, tu amigo, tu Dios. ¿Qué tienes que hacer, qué necesitas para poder seguir a Jesús, para conocerle y dejar que te conozca? Reza con este Evangelio.
Jesús es el Buen Pastor que dio su vida por ti. Y resucitado y glorioso sigue estando a tu lado y te ama.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.