Domingo 18 de febrero

Domingo 18 de febrero

I domingo de cuaresma

(Recuerda:

1. Pide el Espíritu Santo

2. Lee despacio y entiende

3. Medita qué te dice la Palabra de Dios

4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Marcos 1, 12-15.

En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.

Pistas: En este primer domingo de cuaresma la liturgia nos presenta a Jesús, que va al desierto. Allí reza y lucha contra el demonio. Los otros Evangelios nos cuentan que ayunó durante esos cuarenta días. Fue antes de comenzar a predicar y llamar a sus discípulos. Parece una preparación. Puedes imaginarte esos cuarenta días, acercándose más al Padre, llenándose del Espíritu Santo, en su humanidad descubriendo la voluntad del Padre y entendiendo el camino que tiene que recorrer.

Y nuestra Cuaresma también es preparación a la fiesta más grande del cristianismo: la Pascua. En ella sucede el acontecimiento más grande de toda la historia: la muerte es vencida, el poder del Espíritu Santo resucita a Jesús y desde ese momento Él mismo da el Espíritu Santo a quienes se lo piden.

La Cuaresma es como ir al desierto, donde hay que quitar lo superfluo, esforzarse cada día para sobrevivir y no perder el tiempo con cosas triviales. Para nosotros éste es un tiempo de conversión. No sólo para arrepentirnos de nuestro pecado, sino para crecer espiritualmente, vencer las tentaciones y estar más cerca de Dios. Por eso también es un tiempo de lucha contra el demonio y el pecado, y contra todo aquello que nos lastra en nuestra relación con Dios. El ayuno y la oración nos ayudan en esto.

Y cuando uno se acerca a Dios, piensa en el prójimo. Por eso la Iglesia nos invita a ser generosos y mirar las necesidades de los demás: nos invita a dar limosna. Es como un entrenamiento, para que en lo cotidiano podamos seguir la voluntad de Dios.

Después de esos días en el desierto, Jesús comienza a proclamar el Evangelio de Dios, la Buena Noticia. Ha superado la prueba y ha experimentado la ayuda de Dios (los ángeles que le sirven) y la lucha contra el mal y el camino fácil (Satanás que le tienta). Jesús está listo para anunciar que es el momento: “Está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia”.

También es el momento en tu vida: Jesús está cerca, su Reino es posible, conviértete y cree esta Buena Noticia. Experiméntala. Y después, anúnciala a otros. Tienes una Cuaresma por delante ¿qué vas a hacer?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.