Domingo 17 de junio
XI domingo del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Marcos 4, 26-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.»
Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.»
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Pistas: Jesús pone dos ejemplos hoy para hablar del Reino de Dios. El primero de ellos, la semilla que germina, crece y da fruto por sí misma. El Reino de Dios, la acción de Dios en el mundo, su poder, es un regalo, es algo gratuito, que Dios da, que depende de Él. El esfuerzo humano, el merecer humano o cualquier intento de conseguir esas cosas por nuestras fuerzas… no sirve de nada. El Reino es un regalo, la fuerza de Dios lo mueve y lo hará brotar, crecer y dar fruto.
Pero si llevas un poco más allá la parábola, para que la planta dé fruto hay que cuidarla y ella lo hará, no hay que estropearla. La gente que trabaja en el campo sabe que las cosas se tienen que hacer bien, a su tiempo. Aunque la planta vaya, por decirlo así, a hacer su parte, si se le pone fácil crecerá mejor y tú lo verás.
El grano de mostaza es el símil de lo pequeño, lo débil que parece que no va servir. Pero va a crecer y a dar fruto. Va a dar vida y proteger la vida. Y es que el Reino se juega en lo pequeño, en lo cotidiano, en lo humilde.
Ahora piensa qué significan estas parábolas para tu vida, para tu parroquia o comunidad, para tu trabajo pastoral o tu responsabilidad. Perder la perspectiva de cómo es el Reino y verlo con criterios humanos significa no entender lo que enseñó Jesús. El Reino se abre paso en la Iglesia, en tu vida y en el mundo. ¿Cuál es tu actitud respecto a él?
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.