Domingo 16 de junio
XV semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Mateo 13, 1-23
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: ¿Por qué les hablas en parábolas? Él les contestó: A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de los Cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: «Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure.»
Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la Palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la Palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o setenta o treinta por uno.
Pistas: Jesús cuenta la parábola del sembrador y la explica a sus discípulos. “¿Por qué les hablas en parábolas?” Es sorprendente la respuesta. Parece que Jesús quiere que no entiendan. Pero no es así. Sólo constata una realidad: “Miran sin ver y escuchan sin oír ni entender”.
Pero tú que estás leyendo esto eres de los que se les ha concedido conocer los secretos del Reino. Y el que está bautizado y lleno de dudas o perdido, también. Pero necesitamos ver y escuchar porque “al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no se le quitará hasta lo que tiene”. Parece injusto ¿verdad? La enseñanza de Jesús es que hay que caminar. Con una fe grande o pequeña, buscar, pedir, no conformarse… No valen las excusas (recuerda la parábola de los talentos, no vale enterrarlo, hay que usarlo, negociar, moverse…). Así que la fe -que Dios se revele y tú le digas que sí, acojas su Palabra- es un don, pero también requiere poner de tu parte, no pensar que ya está todo hecho. Porque si no actúas la parábola de hoy te parecerá una ocurrencia y no podrás asomarte al misterio de Jesús.
Jesús mismo explica la parábola. Te dejo unas pistas para aplicarla a tu vida. Tú eres tierra buena, y si la semilla de la Palabra de Dios cae en tierra buena y preparada germina y crece y a su tiempo da fruto. Las situaciones que presenta la parábola son las formas de acoger la Palabra de Dios. Pero en muchas ocasiones nuestra vida es una mezcla de ellas. Y por eso a veces la Palabra cae al borde del camino. Porque estás en otras cosas y te roban la semilla. Otras veces el terreno es pedregoso y la semilla tiene poca raíz ¿Necesitas quitar piedras en tu vida? Piensa cuáles son ¿Necesitas regar para que la raíz profundice? La oración y los sacramentos son el agua que pueden hacer germinar la Palabra de Dios. Y ¿las zarzas? Ponles nombre. O las arrancas o te ahogarán….
Y ahora, sí. Recuerda, eres tierra buena y darás fruto. Unas veces treinta, otras sesenta y otras cien. Sólo prepara la tierra. Sé tierra buena. Acude a Jesús para que te sane y te puedas convertir. Escucha lo que tiene que decirte y ponlo en práctica. Y tu vida estará llena del fruto que Dios quiere.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración