Domingo 11 de marzo
IV domingo de cuaresma “Laetare”
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Juan 3, 14-21.
En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios
Pistas: Cuando el pueblo judío atravesaba el desierto camino de la tierra prometida, hubo una plaga de víboras y Moisés hizo un estandarte con una serpiente. El que la miraba quedaba curado de la mordedura. San Juan utiliza esta imagen para hablar de Jesús muerto en la cruz por los pecados. Para él la cruz es casi un trono en el que Jesús es elevado. Y el crucificado que resucitará es el que da vida eterna, el que salva, el Hijo de Dios, la luz del mundo.
A veces se puede pensar que a Dios le da igual que nos salvemos o nos condenemos. Esto no es cierto. Dios quiere que te salves, que tengas vida eterna, que vivas en la luz. Y para eso te envía a Jesús y te da el Espíritu Santo. San Juan escribe dando vueltas a la misma idea y avanzando un pequeño paso cada vez. Salvación y condena, luz y tinieblas. Creer en Jesús o no creer en Él.
Para rezar con este Evangelio puedes leerlo despacio, parándote en la frase que te llame la atención e iluminando tu vida con ella. Haz oración con lo que Dios te diga y puedes continuar leyendo. Da gracias a Dios por lo que significa la venida de Jesús, su muerte y resurrección. Puedes pedirle que te aumente la fe, que ponga su luz en tu vida o arrepentirte de las veces que vives en tinieblas.
Lee otra vez el Evangelio, reza con él pensando en cuestiones concretas y darás un paso hacia la luz.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.