XXX Domingo del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 18,9-14.

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:
«Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas’.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!’.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado».

VI Domingo del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 6,17.20-26.

Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón.
Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»

V Domingo del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 5,1-11.
En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.
Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes».
Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes».
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.
Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador».
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;
y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres».
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

IV Domingo del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 4,21-30.
Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír».
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?».
Pero él les respondió: «Sin duda ustedes me citarán el refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún».
Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio».
Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

Solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

Evangelio según San Juan 18,33b-37.
Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le respondió: «¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?».
Pilato replicó: «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?».
Jesús respondió: «Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí».
Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey?». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz».

XXX Domingo del tiempo ordinario

Evangelio según San Marcos 10,46-52.
Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.
Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!».
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!».
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Animo, levántate! El te llama».
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.
Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». El le respondió: «Maestro, que yo pueda ver».
Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Marcos 10,35-45.

Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir».
El les respondió: «¿Qué quieren que haga por ustedes?».
Ellos le dijeron: «Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria».
Jesús les dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?».
«Podemos», le respondieron. Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados».
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud».

*Viernes, 23 de julio* *Santa Brigida, religiosa, patrona de Europa*

*Viernes, 23 de julio*
*Santa Brigida, religiosa, patrona de Europa*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según san Juan 15, 1-8*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos., el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

*Pistas*: Leemos hoy un pasaje del Evangelio de San Juan. Una de las imágenes que utiliza Jesús para hablar de sí mismo y la relación con sus discípulos es la vid.
Piensa que Jesús es la vid y tú eres el sarmiento. El mensaje es claro: si estás unido a Jesús tu vida dará fruto, necesitarás ser podado, tendrás que estar siempre cerca de Él. Pero será el camino para dar fruto para la gloria de Dios.
Fíjate en la importancia de la Palabra de Jesús que purifica y da poder para pedir, para orar. Y también en que Dios quiere que des mucho fruto. La vida cristiana nunca es algo pasivo, conformista o mediocre. Siempre trae consigo vida, plenitud, cambio… da fruto.
Lee el Evangelio pensando en que tú eres el sarmiento que unido a la vid que es Jesús darás fruto. Y si ahora mismo tu vida está un poco estancada piensa en las claves que te da hoy el Evangelio (estar unido a Jesús, escuchar su Palabra, permanecer en Él, dar fruto). Lejos de Jesús no hay esperanza, pero con Jesús hay vida. Reza con lo que el Evangelio ponga en tu corazón.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

*Domingo, 18 de julio* *Semana XVI del tiempo ordinario, ciclo b*

*Domingo, 18 de julio*
*Semana XVI del tiempo ordinario, ciclo b*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según san Marcos 6, 30-34*
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

*Pistas*: Parece que simplemente cuenta una anécdota. Estaban cansados y Jesús intenta llevarlos a descansar para además poder compartir lo vivido. Sin embargo, este evangelio encierra muchas enseñanzas.
La primera: Jesús cuida de los suyos. No los usa como mano de obra. Los envía para que realicen su misión, les mandará continuarla, pero Jesús es también su Buen Pastor: les quiere, les cuida, son sus amigos, quiere compartir tiempo con ellos. Así es Jesús también con nosotros.
Imagina la escena. Los discípulos de Jesús están cansados, emocionados, con ganas de compartir. Pero a su alrededor sólo hay gente, todo el rato pidiendo cosas, queriendo estar con Jesús… Marcos nos cuenta antes que acababan de saber la noticia de la muerte de Juan Bautista, amigo de Jesús y de muchos de sus seguidores. Y cuando por fin van a poder hablar de todo eso y descansar… un montón de gente esperándoles.
Aquí está la segunda lección. ¿Cómo ser pastor? Entregando la vida, amando, sintiendo con (con-pasión). Aquella gente necesitaba a Jesús, necesitaba un pastor… Y él no se lo niega, al contrario, con calma, sin pensar en el cansancio ama y guía a los que le necesitan.
Tú también eres pastor de tus hermanos, cada cual en su vocación concreta. Pero además tienes la responsabilidad de ayudar a los demás a acercarse a Jesús, amarles, evangelizar. Acércate a Jesús, síguele, déjate cuidar y educar por Él. Y al mismo tiempo entrégate como Él lo hizo.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

Sábado 17 de julio

*Sábado, 17 de julio*
*Semana XV del tiempo ordinario*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según San Mateo 12, 14-21*
En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones».

*Pistas*: ¿Cómo es el Mesías? ¿Cómo es Jesús? No tiene nada que ver con una idea triunfalista, o con un líder político o un revolucionario… Jesús no hace un grupo de partidarios para luchar o conspirar contra sus enemigos. Sólo le importa cumplir la voluntad del Padre y hacer presente el Reino de Dios. Cuando tiene que marcharse a otro sitio para seguir su misión, lo hace. Cuando tenga que ir a Jerusalén y dar la cara, también lo hará.
Ése es Jesús, el que habían prometido los profetas, en quien se cumplen las promesas del Antiguo Testamento de un modo sorprendente. Ha venido a curar, a salvar, a anunciar la justicia de Dios (la salvación de Dios), a traer esperanza sin romper al que está herido o hacer caer al que vacila. Justo al contrario. Es el apoyo del que sufre, la luz del que camina en las tinieblas, la confianza del que desespera.
Quieren acabar con Él. Y tienen la ilusión de haberlo logrado. Hoy también Jesús está vivo y te invita a encontrarte con Él y aprender su modo de hacer las cosas. Fíjate en que a pesar de las conspiraciones de los fariseos muchos siguen a Jesús y encuentra en Él salvación. En cambio, los demás quedan encerrados en un mundo de conspiraciones y maldad. Y tú… ¿decides seguir a Jesús?

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*