Miércoles 30 de junio XIII semana

*Miércoles, 30 de junio*
*XIII semana del tiempo ordinario*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según San Mateo 8, 28-34*
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde el cementerio dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: ¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo? Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: Si nos echas, mándanos a la piara. Jesús les dijo: Id. Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.

*Pistas*: Es sorprendente el relato de hoy. Jesús desembarca con sus discípulos y dos endemoniados salen a su encuentro. Pero el demonio ante su presencia y poder no puede hacer nada. Y ésta es la primera enseñanza: ante Jesús el demonio no puede hacer otra cosa más que huir. Es Jesús quien vence al mal y al pecado. Así que si hay mal en tu vida o a tu alrededor, si el demonio parece que actúa (como con los endemoniados del Evangelio, a los que tenían tanto miedo que no se atrevía nadie a pasar por allí), acércate a Jesús y no tendrá más remedio que huir.
Los hombres que se dejan dominar por el demonio están vivos, pero es como si estuvieran muertos (por eso están en el cementerio). Están atrapados por la violencia, alejados de la sociedad. Y los demás no quieren acercarse. La presencia del demonio conduce a la destrucción. Los cerdos (recuerda que para un judío son animales impuros) terminan por influencia de esos demonios arrojándose al mar. Nada bueno puede salir del demonio. Dicho de otra manera: nada bueno puede salir del mal (aunque las tentaciones siempre nos presentan lo malo como bueno o como camino para lograr algo que nos va a hacer felices).
Jesús salva, vence al demonio que busca nuestra destrucción. Vence al mal y al pecado.
Si quieres que el mundo sea mejor, si quieres vencer el mal en tu vida, acércate a Cristo. Él tiene poder para cambiar las cosas, aunque a veces pueda ser por caminos misteriosos… como el de los cerdos que saltan por el acantilado. Si estás dispuesto a fiarte de Jesús, si quieres que sea Él la luz y guía de tu vida, el mal está vencido.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

Martes 29 de junio (santos Pedro y Pablo)

*Martes, 29 de junio*
*Santos Pedro y Pablo, apóstoles*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según san Mateo 16, 13-19*
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

*Pistas*: Piensa en la pregunta: ¿Quién es Jesús? Lo que dice la gente, lo que dice tu comunidad… ¿Y qué dices tú? La Iglesia te dice que es el Mesías, el Hijo de Dios, el que está resucitado y vivo, el que prometió y mandó el Espíritu Santo. Pero ¿y tú? ¿y para ti?
Si tu fe está fría, si necesitas descubrir quién es Jesús, no sólo lo conseguirás por un esfuerzo personal tuyo, sino que es un don. Dios te lo revela y por eso necesitas la oración, la Palabra en la que encontrarte con Él… porque es el Padre quien revela a Jesús.
Y después de encontrarte con Él y conocerle, después de saber y experimentar quién es, también a ti, como a Pedro, te dará una misión y te capacitará para ella. Conocer a Jesús es descubrir quién eres tú. Y encontrar un camino, una misión, un objetivo. No te manda sin herramientas, te da lo que necesitas para recorrer el camino que te pide.
A Pedro le encomienda acompañar la Iglesia, ser roca firme sobre la que asentarla. Le da una promesa (el infierno no la derrotará). Y el poder para hacerlo: las llaves, y atar y desatar.
Tienes muchas cosas con las que puedes rezar. ¿Quién es Jesús? ¿cómo conocerle mejor? Darle gracias por la fe que te permite tener una relación personal con Él. Adentrarte en el encuentro con Él adorándole, contemplándole. O también puedes mirar la Iglesia que Jesús instituyó no sobre las nubes sino con hombres de carne y hueso. Pero con su poder y la fuerza y los dones del Espíritu. Puedes rezar por la Iglesia, por el Papa y por todos los que se hacen la pregunta ¿quién es Jesús?

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

Domingo 27 de junio XIII

*Domingo 27 de junio*
*XIII domingo del tiempo ordinario*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según san Marcos 5, 21-43*
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.» Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?» Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: «¿Quién me ha tocado?»»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate>>.
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

*Pistas*: “Mi niña está en las últimas”. Podemos imaginar a un padre desesperado. ¿Cuántos caminos intentaría antes de acercarse a Jesús? Y ahí está, a sus pies, un jefe de una sinagoga rogando a Jesús.
“No temas; basta que tengas fe”. Los tiempos de Dios no son los nuestros, los caminos de Dios son misteriosos muchas veces… Puedes imaginar el sufrimiento de aquel hombre, la prisa, las dudas, la desesperación. Pero cree y espera. El amor le lleva a ello.
Por el camino: “¿Quién me ha tocado el manto?”. Una pregunta extraña, no viene a cuento… apretujado por curiosos y discípulos. Jesús se para. La mujer que sabe que es impura según la mentalidad judía, necesita a Jesús y tiene una fe tan grande que piensa: “tocaré su manto y quedaré sanada”. Había buscado muchos caminos, gastado todo, pero sólo había conseguido ponerse peor. (Una buena metáfora sobre lo que nos puede pasar a veces en la vida). Y al final, encuentra a Jesús, toca su manto y queda curada. Jesús la busca, no basta la curación, es necesario el encuentro: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud”.
La niña ha muerto. “¿para qué molestar más al maestro?”. No creen, no esperan, porque parece imposible. Pero el que cree en Jesús verá cosas extraordinarias. Por eso Jesús le dice a Jairo: “No temas; basta que tengas fe”. “La niña no está muerta, está dormida”.
La mujer que tocó su manto lo encontró en la multitud y el bullicio. La niña y su familia necesitarán el silencio, que se vayan los que sólo hacen ruido y se lamentan. Y Jesús entra, echa a los que no creen, toma a la niña de la mano (fíjate que nuevamente aparece el elemento de la impureza para los judíos -la sangre en la mujer, la muerte en la niña- y Jesús supera todo eso y pone a la persona por delante), toma a la niña de la mano y le dice: “talitha qumi”. Levántate. ¡Cómo se les quedaría grabado aquello que hasta recuerdan las palabras textuales! Y dadle de comer. Porque hay que alimentarse, hay que seguir. No basta que Jesús te rescate de la muerte. Hay que ponerse en pie y alimentarse, seguir caminando.
Te invito hoy a hacer un ejercicio. Lee el Evangelio fijándote en los detalles (en los que hemos explicado o en lo que te llame la atención) dejando que Dios te hable a través de ellos. Jesús es la vida, es la paz, es la esperanza, es la salud, es la salvación, es la respuesta… Había muchos que necesitaban a Jesús, pero no se acercaron a Él.
A veces lo encontrarás en medio de la muchedumbre, otras veces necesitarás que se vayan los que sólo hacen ruido. Pero Él siempre se acercará si le abres la puerta, si le llamas, si tú decides que quieres que forme parte de tu vida. ¿Qué tengo que hacer’? ¿Sera difícil?… “No temas, basta que tengas fe”.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

Sábado 26 de julio semana XII

*Sábado, 26 de julio*
*Semana XII del tiempo ordinario*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según San Mateo 8, 5-17*
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó diciéndole: Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho. Él le contestó: Voy yo a curarlo. Pero el centurión le replicó: Señor, ¿quién soy yo para que entres bajo mi techo? Basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes: y le digo a uno «ve», y va; al otro, «ven», y viene; a mi criado, «haz esto», y lo hace.
Cuando Jesús lo oyó quedó admirado y dijo a los que le seguían: Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos; en cambio a los ciudadanos del Reino los echarán afuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Y al centurión le dijo: Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído. Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él con su palabra expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos.
Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades».

*Pistas*: Dos milagros de Jesús: el criado de un centurión (un extranjero) y la suegra de Pedro (una mujer). La fe del centurión obra el milagro. Jesús pone de relieve la confianza absoluta de este hombre en su poder.
El centurión respeta a Jesús, sabe que para un judío entrar en casa de un pagano significaba quedar impuro. No quiere poner a Jesús en un compromiso, pero cree en Él, en su poder.
El Evangelio de San Mateo se escribe cuando ya se ha producido la ruptura entre el judaísmo y los seguidores de Jesús. Y nos deja como mensaje que no hay privilegios. Muchos extranjeros entrarán en el Reino de los cielos y muchos ciudadanos serán echados fuera. No se trata de posición social o de la clase a la que se pertenezca. Jesús rompe con todo esto. Es cuestión de fe. De encontrarse con Jesús y creer en Él.
O el caso de la suegra de Pedro. Cuando Jesús la toca, sana y ella se pone a servirles. ¿Qué quiere decir esto? Que Jesús te salva y te libera. El pecado ya no tiene poder sobre ti, el mal ya no te esclavizará. Jesús es tu carta de libertad.
Ayer un leproso, hoy un extranjero y una mujer… Jesús invita a todos a la fe, escucha a todos, llama… Endemoniados y enfermos son sanados por Jesús: cura, salva, libra del mal y del pecado. Y todo esto no es algo del pasado. Es para tu vida y la de los tuyos. No importa cómo estés, quién seas… sólo necesitas tener fe. Recuerda el Evangelio de ayer: “Señor, si quieres…”.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

Viernes 25 de junio semana XII

*Viernes, 25 de junio*
*Semana XII del tiempo ordinario*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según San Mateo 8, 1-4*
En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Extendió la mano y lo tocó diciendo: ¡Quiero, queda limpio! Y enseguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: No se lo digas a nadie, pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.

*Pistas*: Después del Sermón de la montaña que hemos ido leyendo todos estos días comenzamos una parte dedicada a curaciones milagrosas. Las primeras tienen que ver con el acercamiento de Jesús a los excluidos y marginados de su tiempo (un leproso, un pagano y una mujer).
Los leprosos eran expulsados de la comunidad y tenían que vivir al margen de la sociedad, avisando de su presencia para que nadie se les acercase. Sin embargo, Jesús entra en contacto con él y le toca para curarle. Es decir, a Jesús no le da asco tu pecado, tu indignidad o cómo estés. Y si te acercas a Él, te tocará y te salvará. El leproso se acerca con fe, se arrodilla ante Él, con absoluta confianza: “Si quieres…”. La fe la que hace posible el encuentro personal y la curación.
Jesús no quiere que se malinterpreten sus acciones y por eso le pide silencio. No es un milagrero o un mago. Trae el Reino de Dios, viene a revelar que Dios ama a las personas y a hacernos participar de su vida. Pero sí quiere que quede constancia y por eso le manda al sacerdote judío con una doble motivación: mostrar el rechazo de la clase dirigente que a pesar del testimonio de las acciones de Jesús no creen; y hacerle ver al leproso que la curación trae consigo pertenecer a la comunidad.
Al releer el Evangelio puedes pensar en qué lepras hay en tu vida. Qué te mancha o te hace apartarte y sentirte excluido. Acude a Jesús con la medicina de la fe. Él te tocará y te salvará. “Señor, si quieres…”

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

Jueves 24 de junio

*Jueves, 24 de junio*
*Natividad de San Juan Bautista*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según san Lucas 1, 57-66. 80*
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.» Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.» Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

*Pistas*: El nacimiento de Juan Bautista estuvo rodeado de hechos extraordinarios. Unos ancianos, una mujer estéril ¿Qué será ese niño?
Dios muestra su poder en lo que el mundo ya no da ninguna esperanza. Lo mismo pasa con Jesús: hijo de una familia humilde, exiliado de niño, despreciado por muchas de las autoridades religiosas y políticas de su tiempo, traicionado por los suyos, condenado como un delincuente… Y, cuando parece que ya no hay esperanza, Dios hace lo imposible posible. Puedes pensar en tu vida también e iluminar tus situaciones con lo que nos dice el Evangelio de hoy.
Le iban a poner Zacarías para seguir la tradición (esto tiene gran importancia en la cultura semita). Pero Dios va a hacer cosas nuevas a través de la vida de este niño. Rompen la tradición, algo nuevo va a suceder. Se llamará Juan. ¿Qué va a ser este niño?
Zacarías se había quedado mudo porque no fue capaz de creer lo que el ángel le había prometido. Cuando por fin se fía, cuando cumple la voluntad de Dios, su boca se suelta y alaba a Dios. Como cuando alguien entra en el camino del Reino de Dios y entonces entiende lo que antes no entendía. Puede expresarse de un modo nuevo, comprende lo que antes le resultaba extraño, y su vida ya no es la misma.
Y Juan el Bautista crece y se fortalece. Se prepara en el desierto, en las dificultades, el sacrificio. Allí donde sólo lo fundamental es importante, hasta que está listo para su misión.
Deja que te hable la Palabra de Dios, que enseña que Él abre caminos en la vida de los que creen.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

Miércoles 23 de junio semana XI

*Miércoles, 23 de junio*
*Semana XII del tiempo ordinario*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según San Mateo 7, 15-20*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis.

*Pistas*: La fe no es un barniz externo que poner a la vida. La propuesta de Jesús es que la fe transforme el corazón. Es más que eso: es una promesa. Si recibes el Espíritu Santo, te dará un nuevo corazón y podrás hacer las obras del Espíritu. No las del mundo o las del pecado, sino que darás buen fruto. Serás el buen árbol que da buen fruto, porque el Espíritu Santo transformará tu interior.
Estas palabras de Jesús ayudan a no dejarse embaucar, a no vivir un cristianismo falso o superficial. Te alertan además sobre los que prometen resultados fáciles sin esfuerzo personal o los que buscan su propio beneficio usando la buena fe de las personas. Piensa que si no da los frutos que dio Jesús, algo está fallando.
Revisa los frutos que das, los que da tu comunidad o tu parroquia. ¿Cómo son? Sé sincero, porque así podrás abrir tu vida al Espíritu Santo, que es el único que puede cambiar tu corazón y convertirte en buen árbol, que dé buenos frutos.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*

Lunes 21 de junio San Luis Gonzaga

*Lunes, 21 de junio*
*San Luis Gonzaga, religioso*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según San Mateo 7, 1-5*

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Déjame que te saque la mota del ojo» teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.

*Pistas*: Juzgar a los demás suele ser una manera de no fijarse en uno mismo, de justificarse o de conformarse y acomodarse. ¿Qué medida usamos con los demás? ¿Qué les exigimos? Es un modo de cambiar el foco de atención. Sin embargo, Jesús nos enseña que el camino es el amor y la misericordia. Un camino que comienza desde el interior. Por eso, empieza por ti, viviendo tu relación con Dios, con los demás y contigo mismo desde el seguimiento a Jesús. Y para ello Jesús te llama a la conversión, a no vivir de cualquier modo, sino dejando que la gracia de Dios te transforme, poniendo todo de ti, sabiendo que Dios lo pone todo también.
Lo más opuesto a ese camino interior es la hipocresía. Es vivir hacia fuera: lo que pensarán de mi, lo que puedo hacer para lograr mis fines, excusas, justificaciones, mentiras. Por aquí se cuelan los peores pecados: el orgullo, la soberbia, la ira, la lujuria, la envidia, la codicia…. Por aquí los demás se convierten en instrumentos para los propios intereses y fines. Y la crítica y la queja se transforman en la justificación.
Mírate en este día. ¿Te exiges a ti mismo lo mismo que a los demás? Ahora, analízate desde la mirada de Jesús. Deja que te sane, que te salve. Si encuentras que algo está mal en ti, arrepiéntete, confiésate, vuelve a la casa del Padre. Reconcíliate con Dios y contigo mismo. Reconoce que no eres perfecto, que necesitas crecer, que necesitas cambiar… Y entonces dejarás de juzgar, te quitarás una gran carga de encima y crecerás. Y ayudarás a crecer a los demás.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida*.

Domingo 20 de junio semana XII

*Domingo, 20 de junio*
*Semana XII del tiempo ordinario*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según san Marcos 4, 35-40*
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aun no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

*Pistas*: “Vamos a la otra orilla”. Jesús no permite acomodarse. Hay que atreverse a lo nuevo. Así es la vida del Espíritu. Así la novedad que Jesús resucitado traerá. Dirá San Pablo que lo viejo ha pasado, que ha comenzado algo nuevo. El hombre nuevo.
“¿No te importa que nos hundamos?”. El camino no siempre es fácil, aunque Jesús vaya a bordo. Él no tiene miedo, si nuestra fe fuese más grande tampoco lo tendríamos. El barco no se va a hundir. Pero da miedo. Cuando parece que hace aguas nuestra vida, o nuestra comunidad, o nuestra familia… Cuando nuestros proyectos o sueños fracasan, si enfermamos, si fallamos a alguien a quien queremos. ¡Nos hundimos!
“Quién es este”. No podrán comprenderlo plenamente hasta la resurrección. No nos vamos a hundir porque Jesús ha vencido para siempre a la muerte, al pecado, y si eres de Cristo, si va en tu barca, si vas en su barca, tú también has vencido.
Y cuando Jesús despierta: “Silencio, cállate… y vino una gran calma”. Si lo necesitas llámale, aunque te diga que tenías que haber tenido una fe más grande. Ellos no fueron capaces. Le fallaron, le traicionaron, se equivocaron… pero al final, con la fuerza del Espíritu Santo pudieron, fuertes y valientes y se entregaron plenamente a Jesús. Mira tu vida, deja que el Evangelio de hoy te dé luz y rézale a Jesús.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida*

Viernes 18 de junio

*Viernes, 18 de junio*
*Semana XI del tiempo ordinario*

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

*Evangelio según San Mateo 6, 19-23*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No amontonéis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Amontonad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los roen, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!

*Pistas*: ¿Dónde está tu tesoro? ¿qué es lo más valioso e importante para ti? Pues lo quieras o no, ahí pones tu corazón.
Y Jesús nos enseña hoy que las cosas mundanas pasan, son frágiles, podemos perderlas… pero el tesoro del cielo, nada ni nadie nos lo podrá quitar. ¿Cuál es tu tesoro? El dinero, la salud, caer bien, la imagen, ser bueno… ¿Cuál es tu tesoro? Mira a Jesús en la oración y pregúntale ¿cuál es el tesoro?
“La lámpara del cuerpo es el ojo”. ¿Con qué ojos miras la realidad? ¿con una mirada enferma por el consumismo, el interés o el pecado…? ¿o con una mirada de fe, con la luz del Espíritu Santo? Sin la luz de Jesús tu vida estará a oscuras, vivirás en sombras ¡Cuánta será la oscuridad!
¿Quieres el tesoro que nadie te podrá quitar? ¿quieres descubrirlo? ¿quieres mirar con la luz de Jesús? Acércate a Él. Encontrarás el camino y con su luz podrás recorrerlo.

*Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.*