Martes, 19 de enero
II Semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)
Evangelio según San Marcos 2, 23-28
Un sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas.
Los fariseos le dijeron: Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido? Él les respondió: ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.
Y añadió: El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del Hombre es señor también del sábado.
Pistas: La observancia del sábado se había convertido en uno de los ejes de la vida religiosa judía. Jesús cambia la prioridad. Las personas están por delante de las tradiciones. Probablemente esto escandalizaría a muchos: ¿quién es éste que se atreve a cambiar lo que siempre se ha hecho así? ¿quién es para darnos lecciones?
Muchas veces la enseñanza de Jesús nos dice que vayamos a lo profundo de las normas, que no vale un mero cumplimiento. Piénsalo de este modo ¿de qué te sirve ir a misa todos los días si eres un ladrón o un mentiroso, si haces daño a los demás, si consientes el pecado habitual en tu vida? ¿de qué te sirve aparentar ser bueno si en el fondo justificas tus pecados? ¿de qué te sirve ser legalista y cumplidor si en el fondo no amas, no perdonas, no tienes misericordia…?
Lo central en la predicación de Jesús es descubrir a Dios que es amor y entrar en comunión con Él. Para Él lo más valioso somos cada uno de nosotros. Por eso “el sábado se hizo para el hombre”. Por eso amar a Dios y amar al prójimo van unidos. Por eso no vale sólo con practicar tradiciones, costumbres o ritos. Jesús quiere que tengamos vida y que demos vida.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.