Martes, 26 de enero
Santos Timoteo y Tito
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Llévalo a tu vida)
Evangelio según San Marcos 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús, y desde fuera lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.
Les contestó: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y paseando la mirada por el corro, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.
Pistas: Jesús se está ganando muchos enemigos, no descansa y los suyos están preocupados. La importancia de la familia en tiempos de Jesús y en la sociedad judía es grande, fundamental. Es el núcleo de referencia, de seguridad, de protección, de supervivencia. Pero Jesús quiere ampliar los límites. La medida no es el interés, ni el egoísmo… la medida es la del amor de Dios y la voluntad del Padre. La madre y los hermanos, la familia… son también los discípulos, que crean comunidad, que suponen la nueva familia en la que somos hijos de Dios. Y en ella cabemos todos, con nuestras flaquezas y nuestras bondades, porque Dios nos acoge, porque es Padre.
¿Y tú quién eres en esta escena? ¿Uno de los que están sentados con Jesús, escuchándole? ¿De los que buscan y cumplen la voluntad de Dios? Entonces tu familia se va a ampliar. Nunca más vas a estar solo. Jesús te hace entrar en la familia de Dios. Somos hijos del Padre por medio de Jesús. Para esto necesitas el Espíritu Santo, que te muestra la voluntad de Dios y te da la fuerza para cumplirla.
Jesús te pide hoy que busques su voluntad y la cumplas, y haciendo esto formes una gran familia con Él. Que no te encierres en tus prejuicios e ideas. Una nueva relación con Dios y con los hermanos, eso es a lo que te invita hoy la Palabra de Dios.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.