Viernes 31 de julio

Viernes, 31 de julio
San Ignacio de Loyola

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: ¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso? Y desconfiaban de él. Jesús les dijo: Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta. Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

Pistas: Piensan que saben quién es Jesús y desconfían de Él. Cómo se parece esto a nuestra sociedad e incluso de nosotros mismos en ocasiones. Vivimos instalados en nuestros prejuicios sobre Jesús o sobre la Iglesia o las personas que nos hablan de Él, y por ello no nos acercamos a Jesús, no creemos en Él, no podemos tener fe.
O también podemos quedar atrapados en un relativismo en el que no existe la verdad: yo tengo mi verdad y los demás tienen la suya, y todas son legítimas y válidas, decimos. Pero lo que ocurre es que se confunde la libertad de pensamiento y de creencias, con la verdad.
¿Vas a dejar que los prejuicios, el relativismo, las modas o el qué dirán te impidan acercarte a Jesús?
Para que la fe se despierte en nuestro corazón es necesario morir al orgullo de creerse en la posesión de la verdad. Y dejar que Jesús, que es la Verdad, nos sorprenda, nos enseñe. Es necesario el encuentro con Él, vivo, a través de la oración, los sacramentos y la Palabra de Dios.
Al creer podremos ver las maravillas de Dios en nuestra vida. Por difícil que sea, por lejos que nos sintamos, por perdidos que nos parezca estar, si te acercas a Jesús y te encuentras con Él, si dejas que te regale la fe, tendrás tu milagro. Dios no falla, Él es fiel.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida

Miércoles 29 de julio

Miércoles, 29 de julio
Santa Marta

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.»
Pero el Señor le ¿contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»

Pistas: ¿Cuántas veces andamos acelerados, con mil cosas? Los quehaceres cotidianos, nuestro trabajo, nuestras ocupaciones, hasta a veces nuestros hobbies. Muchos de ellos nos parecen muy importantes y algunas de hecho lo son. Pero nos quitan la paz, no les vemos sentido, nos agobian… y hasta a veces nos da envidia la gente a la que vemos feliz, tranquila (con tantas cosas como nosotros o más).
Jesús nos dice cuál es la mejor parte: estar a sus pies escuchando su palabra. El problema no está en la actividad. Hay muchas cosas que tenemos que hacer, que son importantes y necesarias, para nosotros y para los demás. Pero si ponemos cosas, tareas, y muchas veces excusas, por delante de Él ¿para qué servirá estar con Jesús y no prestarle atención? Él es la mejor parte. En realidad, es la única que da sentido, y la que nada ni nadie puede quitarte. Las cosas que haces pueden salir mejor o peor, llenarte más o menos, ser más o menos importantes, pero si Jesús está en el centro, todo cambiará.
Así que si descubres que tienes poca paz, que te dan envidia otros, que no puedes centrar tu atención en lo verdaderamente importante… necesitas estar más tiempo a los pies de Jesús, escuchando su Palabra. Busca ese tiempo con Jesús, lee las Escrituras, vete a la iglesia, saca tiempo y reza. Y encontrarás algo que nadie ni nada te podrá quitar.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Mateo 14,13-21.

Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie.
Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos».
Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos».
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados».
«Tráiganmelos aquí», les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.
Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Martes 28 de julio

Martes, 28 de julio
Semana XVII del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa.
Los discípulos se le acercaron a decirle: Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.
Él les contestó: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

Pistas: Los amigos de Jesús pueden preguntarle, escucharle. En realidad, eso es rezar y ese es el grado de intimidad que Jesús quiere tener con sus discípulos. Es lo que estas pistas intentan ayudarte a hacer cada día: estar con Jesús como en casa, preguntarle, escucharle, que te explique…
La parábola de la cizaña te dice que realmente el mundo terminará dividido en buenos y malos. Pero por el camino no se distingue el trigo de la cizaña ni la cizaña del trigo, sólo por el fruto. El juicio lo hará el Hijo del hombre, lo hará Dios, al final de la historia. Él separará a los justos de los corruptores y malvados. No te toca a ti ahora mirar la planta y decir: éste es bueno, éste es malo. Pero sí puedes mirarte a ti mismo y preguntarte: ¿Mi vida da fruto de buena semilla o de cizaña? ¿soy el fruto que da la semilla del Reino o más bien me parezco a la del Enemigo? (esto no va de la vida de mi vecino, sino de la mía).
Esta parábola nos hace caer en la cuenta de que también en la Iglesia siempre habrá cizaña mezclada con la buena semilla. Si esperas a la Iglesia perfecta, a la comunidad perfecta… nunca harás nada. Nunca crecerás, nunca darás fruto y la cizaña te envolverá.
Y nos hace pensar también en la seriedad de la libertad que Dios nos ha concedido. No da igual vivir de un modo o de otro. Esta parábola es también una llamada a la conversión, a hacer crecer la luz en tu vida (para “brillar como el sol”).
“El que tenga oídos, que oiga”. Tienes la Palabra de Dios que te anuncia la verdad… Pero no servirá de nada si no oyes, si no escuchas, si no trabajas para ser ciudadano del Reino. ¿Qué vas a hacer?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Lunes 27 de julio

Lunes, 27 de julio
Semana XVII del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.
Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.

Pistas: … Y nosotros, tantas veces, con nuestros planes a lo grande. Cuando de lo que se trata es del pequeño grano de mostaza, que para germinar necesita ser sembrado y morir; y de la parte de levadura que se tiene que mezclar con la masa, que tiene que ser “contagiosa”. De lo que se trata es de lo pequeño de tu vida, de tu parroquia o tu comunidad. No el acontecimiento espectacular y excepcional, sino el cotidiano. En lo pobre o pequeño que puedes ofrecer, pero que Dios bendice con la capacidad para dar vida (la semilla) y de “contagiar” y transformar la realidad (la levadura). Y los pájaros pueden anidar, y toda la masa se transforma. Y otros pueden venir a buscar cobijo en la Iglesia y la sociedad es transformada.
Pero nosotros quizás sigamos con nuestros planes a lo grande… ¿Qué es lo pequeño que tienes que entregar a Dios? ¿Tus 10, 15, 20, 30 minutos de oración? ¿Atreverte a decir que eres cristiano y mostrar tu fe donde sabes que te van a criticar? ¿Renunciar a ese pecado que tienes agarrado a tu vida y que se ha vuelto cotidiano? ¿Atreverte a decir sí a Dios aunque ello signifique tener que ser como el grano que muere a sí mismo para dar vida? ¿Qué es lo pequeño que le tienes que entregar a Dios?
Y, como vamos viendo al leer el Evangelio día a día, lo imposible se hace posible y de lo pequeño sale algo extraordinario. Tú y yo construimos –por la gracia de Dios y con la fuerza del Espíritu Santo- la Iglesia de Jesús, pero no en nuestros planes a lo grande, sino en lo pequeño del día a día, en nuestra entrega del día a día, en nuestro amor del día a día. Y el Dios de lo imposible, de eso pequeño sacará algo gigantesco, extraordinario, asombroso, y hará su obra en tu vida, en la Iglesia y en el mundo. Tú eres el grano de mostaza y la levadura ¿Qué es lo pequeño que le quieres entregar a Dios?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Miércoles 15 de julio

Miércoles 15 de julio
San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, Jesús exclamó: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Pistas: Hace poco que leíamos este pasaje y hoy tenemos la oportunidad de profundizar en él y seguir descubriendo cómo la Palabra de Dios puede ser siempre nueva.
Vamos a situar el pasaje en el contexto: después de las duras palabras de ayer en las que Jesús recrimina a las ciudades en las que realizó milagros su falta de fe, hoy da una clave para ser capaces de acoger su mensaje. Ser sencillos. Ayer decía ¿pretendéis alcanzar el cielo? No podréis ser sabios y entendidos si estáis llenos de prejuicios y orgullo porque eso se convierte en un obstáculo. La fe es un regalo y, o se acepta con sencillez, o no se puede conseguir por las propias fuerzas. Y, por eso, sólo en el encuentro personal, en la escucha de la Palabra, en la vida cotidiana como discípulo de Jesús, se puede recibir.
Sólo Jesús es el camino. A Él le ha entregado todo el Padre. Y, por eso, lo que haces cada día al rezar es entrar en ese camino de relación que te abre el acceso a la vida divina, a la salvación, a la Gracia de Dios.
Sigue profundizando en el encuentro con Jesús, día a día, como se hace con una amistad. Es un regalo de Dios que haya querido compartirlo todo contigo a través de Jesús. Si quieres, piensa en los aspectos de tu vida que Dios te está pidiendo que entregues para que te hagas sencillo. Y dale gracias, alábale, entra en su presencia reconociendo su grandeza, su amor, su bondad…

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Domingo 26 de julio

Domingo, 26 de julio
Semana XVII del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 13, 44-52
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Entendéis bien todo esto? Ellos le contestaron: Sí. Él les dijo: Ya veis, un letrado que entiende del Reino de los Cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.

Pistas: Jesús continúa hablando en parábolas. Las dos primeras, el tesoro escondido y la perla de gran valor, hacen referencia a la necesidad de posicionarnos ante algo tan valioso como el Reino y a la búsqueda de valor y plenitud que hay escrita en el corazón de cada persona. ¿De qué sirve encontrarse con Jesús y escuchar su mensaje si eso no implica ningún cambio en tu vida? El valor del Reino es tal que compensa con creces nuestros sacrificios o renuncias. Tampoco valen medias tintas. Hay que tomar postura y decidir: “lo vende todo”.
La parábola de la red es parecida a la del trigo y la cizaña. Hay peces de toda clase, porque todos son invitados al Reino, a todos se ofrece la salvación de Jesús. No nos toca decidir quién puede entrar y quién no. Y, al final, habrá un juicio. A veces queremos suavizar el mensaje de Jesús no haciendo hincapié en este aspecto, pero forma parte esencial de su mensaje. Para la eternidad habrá un juicio, según cómo ha sido nuestra actitud hacia Dios y hacia el prójimo.
La última afirmación de Jesús refleja algo que el Evangelio de Mateo intenta mostrar: el Antiguo Testamento ayuda a entender a Jesús y lo anuncia (es lo antiguo que se saca) y Jesús llega y lo hace todo nuevo. En un sentido más amplio podemos decir que el que entiende el Reino es capaz de sacar lecciones de lo antiguo –tradiciones, costumbres, modos de hacer- y aplicarlas a lo nuevo –saber adaptarlo a la sociedad, buscar maneras de hacer nuevo lo fundamental: Jesús y su mensaje-.
Elige uno de los siguientes retos para esta semana: Pregúntate ¿cuál es tu tesoro? ¿dónde tienes puesto tu corazón? Jesús enseña que sólo el Reino que Él anuncia, la salvación que Él ofrece, merece la pena. Busca el verdadero tesoro.
Segundo, pensando la parábola de la red repleta, no te toca a ti juzgar quién camina contigo en la Iglesia. Sólo tienes que esforzarte, abrir el corazón a Dios, convertirte… para ser de los buenos. Mira a ver qué te resuena más en el corazón, y trabájalo estos días.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Sábado 25 de julio

Sábado, 25 de julio
Apóstol Santiago, patrono de España

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Mateo 20, 20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: ¿«Qué deseas?» Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.» Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?» Contestaron: «Lo somos.» Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.» Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»

Pistas: ¿Cuál es el modo de vivir de los discípulos de Jesús? ¿El poder, los puestos, los honores? El grupo de los más cercanos a Jesús se divide y se enfrenta por este tema. Y esto mismo sucede hoy en el mundo. Luchas, envidias, rivalidades, mentiras, corrupción, hipocresía, postureo, intereses…
Jesús les enseña cuál es su propuesta. Y no consiste en ser como los jefes y los poderosos del mundo. Piensa cómo es hoy el modo de hacer las cosas. Los políticos, los poderosos, las multinacionales ¿cómo hacen las cosas?
Jesús dice que para ser grande hay que servir. El primero tiene que servir a los demás (el Evangelio dice como un esclavo). Y esto no es una teoría que explica desde fuera. Él va delante, enseña cómo servir y amar, entregando la vida.
Si quieres vivir como discípulo de Jesús, las decisiones de tu vida tienen que llevarte por ese camino que Él propone aunque a veces suponga ir a contracorriente. Y esto sólo podrá ser realidad en tu vida con la fuerza del Espíritu Santo que Él ha prometido y enviado.
Tú eliges. El camino de los puestos y los honores, o el de ser discípulo de Jesús.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Viernes 24 de abril

Viernes, 24 de abril
Semana XVI del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 13, 18-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la Palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la Palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende; ese dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.

Pistas: Hace poco tiempo leíamos y rezábamos con esta parábola. Pero la Palabra de Dios es siempre nueva si pides el Espíritu Santo e iluminas tu vida con ella.
Jesús propone cuatro modos de acoger la palabra del Reino: El que no la entiende, el inconstante, el que se deja seducir por los afanes de la vida y las riquezas, y el que es como tierra buena que la acoge y la entiende.
El ideal es ser tierra buena, pero eso requiere un trabajo y un camino. Requiere profundizar, tener constancia, luchar contra las tentaciones (las seducciones). Piensa en tu situación concreta ¿Qué tienes que trabajar en tu vida para ser tierra buena? Pídele a Jesús la luz del Espíritu Santo que te haga comprender, que haga enraizar la Palabra con la que oras cada día, que te haga perseverante…
En la tierra buena la Palabra da fruto. Es una promesa. Cada uno según su capacidad, o tal vez según la época de la vida. Pero dará fruto. Esto tiene especial importancia porque si tu vida de fe está estancada debes preguntarte qué está fallando. Si se ha vuelto gris, aburrida, meramente cumplidora… algo no va bien. Puedes también agradecer los frutos que has dado, lo que Dios hace en tu vida y a través de ti, y elegir el camino de la conversión en aquellas cosas en las que tienes que mejorar. ¿Qué te está pidiendo hoy la Palabra de Dios?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Jueves 23 de julio

Jueves, 23 de julio
Santa Brigida, patrona de Europa

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos., el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Pistas: La idea principal del discurso de Jesús es: “Sin mí no podéis hacer nada”.
Nosotros somos los sarmientos que unidos a Cristo queremos y podemos dar fruto. Él nos va a podar, es decir, a purificar, porque hay cosas de nuestra vida que tenemos que abandonar o cambiar si queremos crecer en nuestra unión con Jesús. Por eso se parece a la poda, en la que se quitan ramas para que la planta sea más fuerte y dé mejor fruto. Si permaneces con Jesús tendrás vida. Y darás vida porque darás fruto. Pero sin Él nos secaremos.
¿Te sientes vivo? ¿estás dando fruto? Si la respuesta es negativa necesitas acercarte más a Jesús. Pero, si es positiva, no te asustes cuando venga la poda, la purificación.
Estando con Jesús, permaneciendo (esto hace referencia a algo estable, que dura en el tiempo) y haciendo que su palabra permanezca en nosotros (rezamos con ella cada día), dice Jesús que nuestra oración tendrá poder, será escuchada. Si lo pensáis bien, también sabremos mejor qué pedir y cómo relacionarnos con Él, porque estaremos en “sintonía” con Jesús.
La gloria del Padre es que demos fruto. Forma parte de la vida del cristiano hacerlo. Entonces, que se note que somos cristianos. Porque a veces tenemos la tentación de reducir la fe al ámbito de lo privado. Pero si haces esto ¿sabes qué pasará? Que tu fe se irá enfriando día a día, no te servirá para nada y se morirá. Si no influye en tu vida, en tus decisiones, en tu manera de relacionarte… No es fe. Pero si haces que tu fe dé fruto, que tu unión a Jesús no sólo sea un ratito de oración o la misa, entonces con tu esfuerzo y por la gracia de Dios darás gloria al Padre dando mucho fruto.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.