Epifanía del Señor

Evangelio según San Mateo 2,1-12.

Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén
y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.
Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.
«En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta:
Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel».
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella,
los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.
Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría,
y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.
Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

Lunes 31 de diciembre

Lunes, 31 de diciembre.
Día VII dentro del a octava de Navidad

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije: «El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.»» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Pistas: El día de Navidad leíamos este texto en el que Juan intenta ayudarnos a descubrir quién es Jesús. Y en este último día del año la liturgia nos lo vuelve a ofrecer. Probablemente hoy será un día lleno de muchas cosas que hacer, encuentros con personas queridas y a las que tal vez hace tiempo que no ves. Pero qué bonito será también sacar un momento para volver a asomarte al misterio de Jesús y orar.
Nació un niño en Belén hace algo más de dos mil años. El Evangelio te dice hoy que ese Niño es la Palabra hecha carne, es el Hijo de Dios hecho hombre.
Con cada una de las ideas que aparece se podría rezar mucho tiempo y desde muchas perspectivas. Jesús es la Palabra… Piensa el alcance de esto, todo lo que haces, sientes, vives, tiene sentido para ti porque puedes pensarlo en palabras. Si quieres comunicarlo, necesitas palabras (o su equivalente). Y que Jesús sea la Palabra hecha carne ¿qué significa?
Es la luz. Piensa en un lugar oscuro en el que enciendes una luz. O si tienes miedo y se enciende una luz… Cómo todo se clarifica.
Es el que da la gracia y la verdad. El que ha visto a Dios. Aquel a quien esperaban los judíos y de quien da testimonio Juan Bautista. Es el que te hace hijo de Dios.
Te invito a que releas el Evangelio y te quedes con aquella idea o ideas que te hagan pensar y te impacten. Reza con eso, pide, contempla, adora… Y la luz de Jesús se encenderá en tu corazón.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración

Domingo 30 de diciembre

Domingo 30 de diciembre
Fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, María y José

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Lucas 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
—«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.» Él les contestó:
—«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Pistas: Sabemos muy pocas cosas de la infancia de Jesús, pero la escena que nos cuenta el Evangelio de hoy es relevante. Nos presenta a José y María buscándole.
Jesús crece en una familia. Y la Iglesia nos la presenta como modelo. Una familia como las nuestras, con sus luchas, sus dificultades, sus sobresaltos… Pero una familia en la que está Jesús.
Es muy bonito caer en la cuenta de que José y María tienen que ir descubriendo quién es Jesús. Y cómo Jesús se desarrolla y aprende en esa familia. Ésta es una de las claves del Evangelio de hoy: hacernos descubrir que Jesús creció, aprendió, vivió bajo la autoridad de José y María, y fue siendo consciente de su propia identidad. El Hijo de Dios hecho hombre, verdadero hombre, con todas las consecuencias.
Puedes leer el Evangelio pensando qué puedes aprender para tu vida, para tu familia ¿Cuáles son las actitudes de cada uno? Jesús vive en esa familia y en ella aprende. María y José también tienen que aprender que Jesús tiene una misión. Y al final será Jesús el que les abra a ellos un camino nuevo. Lo mismo que hará para ti y tu familia.
Por eso, confía tu familia a Jesús. Reza por ella. Aunque haya dificultades, Jesús no la abandonará.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Sábado 29 de diciembre

Sábado 29 de diciembre
Santo Tomás Becket, obispo y mártir

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Lucas 2, 22-35
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis oídos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Pistas: Lucas insiste en que en Jesús se cumplen las promesas del Antiguo Testamento. María y José cumplieron la ley judía, porque como dice San Pablo, “cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo Ley para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiesen el ser hijos de Dios” (Gal 4,4-5). Jesús es verdadero hombre, en una historia y situación concretas.
Simeón es reflejo de la esperanza que no defrauda. El Espíritu Santo se lo había revelado y él, de avanzada edad, seguía esperando el cumplimiento de la promesa. Entonces, cuando ve a Jesús descubre que es el Salvador: «Luz para alumbrar a las naciones”.
La Navidad nos hace recordar, junto con la esperanza cumplida en Jesús, quién es Él. Y nos invita a asomarnos al misterio de Dios. También nos advierte que no va a ser un camino fácil. Jesús será una bandera discutida, una espada traspasará el alma a la Virgen, y los suyos, como decía San Juan el día de Navidad, no le acogen.
Hoy pueden servirte para rezar algunas de las ideas anteriores: Jesús es verdadero hombre, Dios se hace hombre con todas las consecuencias. La esperanza del anciano Simeón le lleva a ser capaz de reconocer a Jesús. La presencia del Espíritu Santo posibilita conocer a Jesús. El camino del Salvador no es fácil pero trae la luz y la salvación para todos.
Como le ocurrió a Simeón, nuestra esperanza se sigue cumpliendo hoy también en Jesús. Y no te defraudará.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

La Sagrada Familia

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2,41-52.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contestó: « ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Jueves 27 de diciembre

Jueves 27 de diciembre
San Juan Apóstol y evangelista

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Juan 20, 2-8
El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: -«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pistas: Hoy celebramos la fiesta de San Juan Evangelista. Siempre se ha identificado al otro discípulo al que Jesús tanto quería con San Juan. María Magdalena les cuenta a los discípulos que el sepulcro está vacío. Y ellos corren a ver qué ha sucedido. El signo que les hace creer es precisamente que Cristo no está en el sepulcro.
El discípulo joven simboliza el acercamiento al misterio de la muerte y resurrección de Jesús. De lo que se trata en estos días de Navidad es de acercarnos a Cristo y comprender quién es, de dejarnos asombrar por él, de descubrirlo. Y, con ello, orar, agradecer, adorar.
Juan llega, ve el sepulcro vacío y entonces cree. Se asoma al misterio y su fe se despierta.
Puedes pensar en el camino que recorrió Jesús hasta su resurrección. Hace dos días lo encontrábamos envuelto en pañales en un pesebre. Pero hoy ya nos encontramos las vendas por el suelo, el sudario enrollado y el sepulcro vacío.
Es Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios. El que nace de María por obra del Espíritu Santo y resucita del sepulcro con el poder del Espíritu Santo.
Contempla hoy el misterio de Jesús ¿Quién es? Como hombre, nació y murió. Pero la muerte no pudo con Él. Es el que resucitó y vive para siempre.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Miércoles 26 de diciembre

Miércoles 26 de diciembre
San Esteban, protomártir

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fieis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.».

Pistas: Parece que está fuera de lugar este Evangelio en el tiempo de Navidad. Pero nuestra fe no es un guión de película escrito para embaucar… La Navidad es que Jesús ha nacido, que Dios salva y está con nosotros. No son promesas falsas. Por eso hoy la liturgia nos propone la fiesta de San Esteban (el primer mártir) y leemos este Evangelio en el que Jesús explicaba a sus apóstoles las dificultades que iban a tener en los primeros pasos de la Iglesia.
Aunque vivir la fe pueda ser difícil, aunque estar con Jesús pueda complicar las cosas, es el único camino de salvación, de libertad, de verdad…
Puedes pensar en el Evangelio que leíamos ayer: Jesús es luz, vida, salvación, verdad, es Palabra… Y fue rechazado y perseguido. Promete la salvación pero hay que recorrer el camino del día a día.
Piensa en tu vida, ponla en manos de Dios, reza y sigue caminando con los ojos puestos en Él.

Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Martes 25 de diciembre

Martes 25 de diciembre
Solemnidad de la Natividad del Señor

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Antes de leer el Evangelio. Leemos el prólogo de San Juan. Se trata de una de las páginas de los Evangelios con más carga teológica. Juan va dando vueltas sobre las ideas que quiere contar. Jesús es la Palabra hecha carne. La Palabra es la segunda persona de la Trinidad, el Hijo de Dios, es Dios. Y se hizo hombre. Quiere que se entienda eso. Por ello habla de luz, de Juan que da testimonio. Jesús es el que revela a Dios porque es Dios y estaba con Dios desde siempre. Léelo despacio, luego lee las pistas y vuelve a leer el Evangelio dejando que Dios te hable.

Evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije: «El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.»» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Pistas: San Juan comienza su Evangelio con este prólogo que tiene una profunda carga teológica e intenta ayudarnos a descubrir quién es Jesús. El niño cuyo nacimiento celebramos hoy ¿es sólo un niño especial, pero en realidad un niño más? ¿es sólo el Mesías? La respuesta de Juan es: Jesús es la Palabra que existe desde siempre, está junto a Dios, es Dios y se hace carne, se hace hombre. Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre. Dios ya no está lejos, el hombre no está sólo en su camino por la vida. Dios no es un ser que se entretiene mirándonos desde el cielo, que se ríe de nuestras vidas y al que no le importamos.
Jesús es la Palabra, es decir, Dios que se comunica. Jesús es Dios, que se abaja para darnos su luz, para revelarnos a Dios y para elevarnos, para comunicarnos la vida de Dios, para abrirnos el acceso a la vida divina.
Jesús es la luz, la tiniebla quiere rechazarla, pero la luz brilla más y vence a la tiniebla. Ésta fue la constante en la vida de Jesús, Él queriendo revelar y comunicar a Dios. Y muchos rechazándole, hasta entregarlo a la muerte. Pero ésta tampoco pudo retenerlo. Y al final la luz de la resurrección también venció. Ésta es también la historia de la Iglesia. Tinieblas dentro y fuera, que quieren tapar la luz de Jesús y el Espíritu que Él envió. Pero no pueden, porque esa luz es más fuerte.
Juan, uno de los grandes protagonistas del adviento, da testimonio de quién es Jesús. Jesús es el esperado, la luz verdadera, el que tiene poder para hacer hijos de Dios a los que creen en Él, el que revela a Dios, el que da la gracia (el Espíritu Santo) y la verdad, es el que ha visto a Dios y lo da a conocer.
Asómate hoy al misterio de Jesús ¿quién es? Pregúntatelo y reza con la respuesta. Está vivo, es Palabra, verdad, luz, te hace hijo de Dios y te da su gracia. Ábrele tu corazón esta Navidad y adórale.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Lunes 24 de diciembre

Lunes 24 de diciembre
Misa de medianoche

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Lucas 2, 1-14
En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.
Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:
—«No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
—«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.»

Pistas: Por fin llegamos al acontecimiento que venimos preparando durante todo el Adviento. Jesús nace. Este Evangelio se lee en la misa de medianoche.
Para rezar con él puedes imaginarte la escena que cuenta, pensar en lo que sentirían los personajes y el alcance de los acontecimientos que narra.Y dejarte llevar, dando gracias, contemplando, alabando o pidiendo.
Lucas quiere mostrar con los detalles que cuenta que Jesús es el Mesías esperado por los judíos. Pero su nacimiento es sorprendente, en un pesebre porque no tienen sitio en las posadas. Adorado y reconocido por unos pastores.
El Evangelio nos habla de ángeles, que son mensajeros de Dios. Y su mensaje es gloria a Dios y paz a los hombres. Esto es lo que viene a traer Jesús: el camino para poder encontrar a Dios y darle gloria, y el camino para construir la paz en la propia vida y en el mundo.
¡Qué grande y asombroso lo que sucede! El Hijo de Dios se hace hombre, como un niño débil y frágil. Pero es el Salvador, el Mesías, el Señor.
El Evangelio nos dice que no encontraba sitio en las posadas… Qué mejor manera de celebrar la Navidad que dejarle nacer en tu corazón, en tu familia y en tu comunidad. La Iglesia te lo anuncia hoy otra vez y te invita a dar gloria a Dios. Y a dejarte amar por el Señor que vino a salvarnos hecho hombre. Porque no quiso quedarse al margen de lo humano, hoy nace el salvador que lo cambiará todo.

Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Domingo 23 de diciembre

Domingo 23 de diciembre
IV domingo de Adviento

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: —«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

Pistas: Estamos a la puerta de la Navidad. El Evangelio de hoy nos presenta el encuentro de dos mujeres llenas de alegría y protagonistas de una historia extraordinaria. Dios hace posible lo imposible: una anciana y estéril, otra virgen. Y ambas esperando un hijo. Isabel será la madre de Juan el Bautista, el que preparará el camino a Jesús. Y Él, el Mesías esperado, el Hijo de Dios hecho hombre.
Días después de que el ángel anuncia a María el nacimiento de Jesús, ella parte a ver a Zacarías e Isabel. María no se queda acomodada en su hogar o preocupándose de sus cosas. Va a ayudar a quien la necesita.
Es lo mismo que cuentan los santos. Tras el encuentro con Jesús, salen de sí mismos y se preocupan por los demás y sus necesidades. Por eso, la Navidad (Jesús que nace y viene a salvarte) nos recuerda que la actitud de los cristianos es estar en salida hacia los que nos necesitan.
La promesa que el ángel había hecho a Zacarías se cumple: el niño queda lleno de Espíritu Santo en el seno de la madre. Isabel se llena del Espíritu Santo. Es muy bonito darnos cuenta de que la presencia de Jesús nos llena del Espíritu Santo. María es la llena de Gracia, está llena de Espíritu Santo, es la Inmaculada porque va a ser la madre del Salvador. Pero también Isabel y Juan se llenan del Espíritu Santo cuando oyen a María con Jesús en su seno.
Por eso, si encuentras a Jesús, la fuerza del Espíritu Santo te llenará. Es el mismo Espíritu Santo que concibió a Jesús, del cual vivió lleno, que le guió, con cuyo poder Dios lo resucitó.
Isabel confirmó a María en su sí: “Lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”. Deja que Jesús se acerque a ti y también tu vida se transformará, contarás las maravillas del Señor a voz en grito, darás testimonio, saldrás de ti mismo, confirmarás a los demás en la fe. Jesús se acerca a ti esta Navidad ¿qué vas a hacer?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.