Miércoles 28 de febrero
II semana de cuaresma
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Mateo 20, 17-28
En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará.»
Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?» Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda» Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?» Contestaron: «Lo somos.» El les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo hablan oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»
Pistas: Jesús prevé el desenlace de los acontecimientos y se lo anuncia a sus discípulos. La condena a muerte, el sufrimiento, la burla, los azotes, la crucifixión y la resurrección. Puedes imaginar esta situación y pensar: ¿cómo se sentirían los discípulos? ¿tendrían miedo? ¿dudarían de que Jesús fuera el Mesías?
Ahora fíjate en la reacción que tienen. Unos buscan puestos y honores. ¿Cómo se están imaginando el reino de Jesús? Siguen pensando en un reino terrenal y se enzarzan en una discusión sobre reconocimientos y poder. Y Jesús les da la clave para seguirle: El camino es el amor, la entrega de la vida, el servicio a los demás. Lo que Jesús les enseña no son teorías. Él mismo irá delante
Ahora piensa en tu propia vida. ¿En qué situación estás? ¿quizás como los zebedeos y los discípulos de Jesús, como los que buscan el poder y los puestos? ¿o como Jesús quiere: amando, sirviendo y dando la vida? ¿buscando que los demás te sirvan, persiguiendo tus propios intereses? ¿o sirviendo a los demás? Llévalo a lo concreto. No es fácil amar, servir y entregar la vida. Porque requiere esforzarse, requiere morir. Y la Iglesia que tú como cristiano construyes ¿cuál es? ¿la de los puestos, los reconocimientos? ¿o la del amor, el servicio y la entrega?
En la cuaresma acompañamos a Jesús hacia Jerusalén, donde contemplaremos el misterio de su pasión, muerte y resurrección en la semana santa. Y en este camino estamos llamados a convertirnos, a vivir como verdaderos discípulos de Jesús. Para ello debemos eliminar los engaños y mentiras que nos hacen vivir acomodados en nuestro pecado o ser mediocres en una vida de cumplimiento o mundana.
Ser cristiano no es cuestión de mínimos. Jesús te invita a seguirle y aprender de Él. ¿Estás dispuesto?
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.